Al final, la lógica oficial no discrimina: humanos, motorinas o animales, todos son responsables de su destino… menos, claro está, quienes deberían garantizar seguridad, alimentación y cuidado.
La situación de los robos de motos eléctricas en Cuba es un claro ejemplo de cómo los problemas de seguridad pueden escalar rápidamente y afectar a la vida cotidiana de los ciudadanos.