Zoila, de 84 años, padecía un cáncer avanzado y vivía sola en Encrucijada, Villa Clara. Su último deseo era ver a su hijo, encarcelado SIN JUICIO, desde noviembre de 2024 por participar en manifestaciones pacíficas en contra de los apagones en el municipio. Sin embargo, el régimen no concedió el permiso. Barrenechea solo pudo ver el cadáver de su madre, bajo vigilancia, durante unos minutos tras el fallecimiento.
La visita de Glover añade una nueva página a su historial de apoyo a la dictadura cubana, consolidándolo como una de las voces internacionales más prominentes en defensa de la narrativa oficial del régimen.
Este episodio resalta cóomo la música, en manos de artistas valientes y creativos, sigue siendo un vehículo poderoso para la expresión, el diálogo y, en última instancia, el cambio.