Ahora, libre de las ataduras del pasado, Sergio Ortega tiene finalmente la oportunidad de "cambiar sus espejuelos", no solo para poder ver mejor si los balones entran o no a la portería, sino también para ver el mundo desde una nueva perspectiva, aunque sus goles fantasmas permanezcan como un legado inolvidable para los fanáticos del deporte cubano.
El narrador y comentarista deportivo inmortalizó las hazañas de atletas cubanos en al menos ocho Juegos Olímpicos, 11 Panamericanos y nueve Centroamericanos.