El resultado es doblemente dañino. Para las familias, deja la sensación de que la muerte “no cuenta” y niega el derecho a una explicación completa. Para el sistema, impide ver a tiempo dónde están los focos y cuántas vidas está cobrando la circulación de virus transmitidos por mosquitos u otros agentes.
La Salud Pública en Cuba atraviesa una situación compleja, marcada por carencias significativas y la rebeldía de algunos médicos frente a las condiciones del sistema.