Hasta ahora no se conocen pronunciamientos oficiales de Claver-Carone sobre su eventual salida ni de los congresistas cubanoamericanos ni de Rubio ni de Trump.
En resumen, la presión internacional, liderada por EE.UU., está llevando a una revisión de los acuerdos laborales con Cuba en varios países. La transparencia en los contratos y el respeto a los derechos de los trabajadores son ahora temas centrales en el debate sobre las misiones médicas cubanas.
Durante más de un año, los opositores —Magalli Meda, Claudia Macero, Omar González Moreno, Pedro Urruchurtu y Humberto Villalobos— soportaron condiciones extremas: cortes de electricidad, restricciones al acceso de agua y alimentos, y una vigilancia constante por parte de fuerzas de seguridad venezolanas . La embajada, sin personal diplomático argentino desde la ruptura de relaciones entre ambos países, estaba bajo la custodia de Brasil, aunque esta protección fue revocada unilateralmente por Caracas en septiembre de 2024.
Fernández, presidente de MBF Healthcare Partners, expresó al Miami Herald su frustración con la clase política cubanoamericana. “Estoy avergonzado. Hemos huido de dictaduras para ahora guardar silencio ante políticas crueles. Esa pasividad es complicidad”, dijo. Según Fernández, los líderes cubanoamericanos temen represalias de Trump y están priorizando sus carreras políticas por encima de su comunidad.
Las declaraciones de Rubio se producen en un contexto de creciente frustración en Washington por la falta de avances en las negociaciones. A pesar de los esfuerzos diplomáticos, Rusia ha intensificado sus ataques en ciudades ucranianas como Járkov y Sumy, causando numerosas víctimas civiles.
Una inesperada "guerra de carteles" se ha desatado en Miami, evidenciando tensiones políticas entre cubanos exiliados, migrantes recién llegados y simpatizantes de partidos rivales....
La controversia no se limita a Jamaica. El primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, también rechazó las acusaciones y afirmó que su país cumple con los estándares internacionales de trabajo. “Aquí no hay trata ni trabajo forzado. Les pagamos bien, tienen vacaciones, pueden entrar y salir del programa”, declaró Gonsalves, citado por The Guardian.
La pregunta clave es si su muerte será un punto de inflexión en la política estadounidense hacia Cuba o si, como ha ocurrido en los últimos años, la retórica sobre una transición democrática seguirá sin traducirse en cambios concretos. Por ahora, lo cierto es que Lincoln Díaz-Balart deja un legado que seguirá influyendo en la relación entre Washington y La Habana por mucho tiempo.