La captura del culpable llega como un consuelo tardío, pero no borra el vacío informativo ni la sensación de inseguridad que persiste en la sociedad cubana. Una Ley de Comunicación que no comunica, en esencia, es solo papel mojado.
La creación de esta brigada de inspectores representa un retroceso significativo en materia de libertades en Cuba. Lejos de fomentar un ambiente de diálogo y apertura, el régimen opta por reforzar su maquinaria de censura, limitando aún más la libertad de expresión y el acceso a información independiente.
Se quejan en el diario Escambray cómo la Ley de Comunicación Social, recientemente aprobada en la Asamblea Nacional de Cuba, busca "propiciar" el acceso a la información y eliminar la práctica de la censura.