La escena no es espontánea. Los residentes, cansados de esperar, se organizaron y pagaron de su bolsillo a esa persona para despejar el paso del agua. La urgencia no era estética, sino de supervivencia: si el tapón se mantiene cuando lleguen las primeras bandas de Melissa, el agua rebasará la losa, inundará las casas más bajas y socavará aún más los apoyos del puente. En una ciudad con drenajes colapsados y basura acumulada, el cauce funciona como el único desagüe posible. Bloquearlo es invitar a la inundación.
El meteorólogo estadounidense Evan Chickvara, del canal ABC 33/40 en Birmingham (Alabama), advirtió en su cuenta de X que “Melissa está en posición de convertirse en el sistema tropical más impactante de la temporada 2025”. Según su análisis, aunque no se esperan impactos directos sobre Estados Unidos, el Caribe —y en especial Cuba, junto con Jamaica y las islas vecinas— será quien sufra el golpe más fuerte de este probable huracán mayor. Chickvara explicó que el desplazamiento lento de Melissa incrementará el riesgo de lluvias torrenciales e inundaciones antes de que el sistema gire hacia el noreste rumbo a las cercanías de Bermuda, manteniéndose a cientos de millas de la costa este estadounidense.
La basura se acumula, el agua no tiene por dónde ir, y las alcantarillas colapsan ante cualquier precipitación, por mínima que sea. Lo peor: muchos residuos ni siquiera salen de la ciudad, y terminan arrastrando mosquitos, enfermedades, roedores y desesperanza a cada esquina.
Las inundaciones en Moa no son un caso aislado, sino parte de una realidad que afecta a miles de cubanos. Mientras el agua sigue cubriendo calles y hogares, la esperanza de muchos damnificados parece flotar a la deriva, en espera de una ayuda que nunca termina de llegar.
Con la amenaza latente de un noviembre inusualmente activo, tanto Cuba como Florida saben que cualquier fenómeno climático podría traer consigo consecuencias devastadoras. La temporada de huracanes aún no ha terminado, y tanto la isla como el sureste de Estados Unidos permanecen en alerta mientras Rafael, o lo que sea que emerja de las aguas del Caribe, sigue su avance implacable hacia el norte.
A pesar de los avances en tecnología de pronóstico, La tragedia deja una lección sobre la necesidad de mejorar la infraestructura y las medidas de prevención en áreas propensas a inundaciones. Los expertos piden a la población que tome en serio las alertas meteorológicas y evite riesgos innecesarios, recordando que una buena preparación y educación sobre los peligros de las inundaciones pueden salvar vidas.
El aumento en la frecuencia e intensidad de fenómenos como la DANA ha reabierto el debate sobre el cambio climático. Investigadores y meteorólogos señalan que el calentamiento global y el aumento de la temperatura en el Mediterráneo son factores que alimentan estos eventos extremos. Los océanos más cálidos incrementan la cantidad de humedad en la atmósfera, lo que contribuye a lluvias más intensas y prolongadas.
La tragedia en Valencia resalta la vulnerabilidad de la región ante fenómenos climáticos extremos, y expertos señalan que eventos similares podrían volverse más frecuentes debido al cambio climático, exigiendo mejores infraestructuras de drenaje y planificación urbana en zonas de riesgo.
Miguel Díaz-Canel, en un mensaje a la nación, expresó su preocupación por la situación y reiteró el compromiso del gobierno de "no dejar a nadie atrás". Sin embargo, los familiares de los desaparecidos continúan esperando noticias.
Este viernes la Defensa Civil emitió una alerta para las provincias de Guantánamo y de Holguín debido a la alta probabilidad de lluvias intensas y posibles inundaciones.