La historia a veces no deja lecciones. Otras veces las lanza en voz alta. Como cuando un grupo de migrantes punjabíes, famélicos y derrotados, llega al puerto de Liverpool para pedir que los dejen volver a casa. Cuba no era el lugar. Y no porque les faltara el sueño, sino porque ya otros lo habían soñado y despertado a tiempo.
El evento con temática de Taylor Swift, popular entre los jóvenes fanáticos de la artista, pretendía ser un ambiente seguro y divertido para que los niños bailaran y disfrutaran de la música. La comunidad está en shock y lucha por comprender la repentina violencia contra asistentes inocentes.