El pronóstico ya no habla de “posible” catástrofe: el NHC advierte de inundaciones repentinas graves, deslizamientos de tierra generalizados y una marejada que podría superar los 3 metros sobre el nivel del mar en la zona sur de Jamaica. Las lluvias acumuladas podrían alcanzar e incluso superar un metro en ciertas zonas montañosas del sur de Jamaica y del suroeste de Haití. En el caso del oriente cubano, aunque los valores podrían ser algo menores, se estima igualmente una lluvia de decenas de centímetros con riesgo de colapso en infraestructuras vulnerables, además de marejada de hasta 1 a 3 metros en zonas costeras.
La vigilancia sobre las ondas tropicales del Atlántico cobra especial importancia, aunque por ahora el sur de Florida puede respirar con relativa tranquilidad.
Las probabilidades de Gabrielle como “nuevo Floyd” o “otra Sandy” no son el relato dominante de los mejores pronósticos disponibles; el relato dominante es el de una tormenta que se fortalece sobre mar abierto y se curva al norte, con Bermudas como observador obligado. Si el patrón cambiara —si un bloqueo inesperado cerrara la puerta atlántica o un valle en altura la tomara por la costa—, el NHC lo reflejaría de inmediato y entonces sí tocaría hablar de riesgos específicos para estados y ciudades. Hoy, no es ese el caso.
El sistema —identificado como AL91— se mueve lentamente hacia el oeste, entre 5 y 10 millas por hora, y de mantener la organización podría estar cerca de las Antillas Menores a mediados o finales de la próxima semana.
Pero ahora, con junio acabado, meteorólogos coinciden en que el comportamiento inusualmente tranquilo del Atlántico se debe a la presencia de aire seco y condiciones desfavorables en la atmósfera superior, que han actuado como barrera para la formación de ciclones. Mientras tanto, el océano Pacífico está en plena ebullición.
La tormenta tropical Sara, que recientemente afectó a Nicaragua, Honduras y México, se ha disipado, eliminando la "rara" y posible amenaza que representaba para...
El gobierno cubano, consciente de la gravedad de la situación, ha realizado esfuerzos por restablecer los servicios en las áreas más críticas. Sin embargo, la lentitud en la reparación de las infraestructuras dañadas y las limitaciones de recursos han dificultado el proceso.
A medida que la isla enfrenta esta "crisis dentro de la crisis", como la describió el periodista Estefano Tamburrini, el éxodo masivo continúa. Más de 850,000 cubanos han emigrado desde 2022, lo que equivale al 18 % de la población. Con un déficit fiscal de -33 % y una deuda pública que supera los 18,000 millones de dólares, la recuperación parece cada vez más lejana.
La situación sigue siendo incierta, pero el NHC mantendrá una vigilancia estrecha sobre este sistema. Con los recientes estragos de Rafael frescos en la memoria, Cuba debe mantenerse alerta y preparada para cualquier eventualidad que este sistema pueda traer consigo.