Dos desapariciones sacudieron Miami esta semana, pero con desenlaces opuestos: mientras la policía busca urgentemente a Salvador Pino, un anciano de 76 años extraviado en Little Havana, otro caso reveló un crimen. Saúl García, quien reportó que su pareja había “desaparecido”, fue arrestado y acusado de homicidio después de que los detectives hallaran el cuerpo de la mujer en un canal y desmontaran su versión con datos de celulares y cámaras de seguridad.
Si la familia de Arley nunca fue notificada oficialmente de su detención o traslado, ese hecho se inscribe en un panorama en el que la opacidad de ICE ya es objeto de queja sistemática. Y si él prefirió no avisar para preservar su integridad o la de sus seres queridos, entonces el sistema falló en proteger el derecho mínimo de comunicación y asistencia legal. En ambos escenarios la conclusión es la misma: falta de transparencia y derechos vulnerados.
En Cuba, denunciar una desaparición sigue siendo un acto más efectivo en Facebook que en una estación de policía. Y ese hecho, más que una simple tendencia, es un síntoma profundo del colapso de la capacidad estatal para proteger a su gente.
Por eso los nombres de Yoleidy Ayarde, Pepo, y de Abel Corrales no deben perderse en el ruido de la semana. El primero, arrastrado según testigos por un río crecido en Jaraueca; el segundo, vulnerable por su demencia y extraviado en Guisa. Ambos necesitan lo mismo: búsqueda formal coordinada, canales abiertos de información y una comunidad que siga alerta sin sustituir la labor de rescate. Si este año enseña algo, es que la movilización del barrio puede salvar vidas, pero no debería ser la única red de seguridad.
Apenas en febrero pasado, la revista independiente Alas Tensas recogía la denuncia de la familia de Esperanza Cabrera Melvin, una mujer de 75 años desaparecida en Colón, Matanzas, desde diciembre de 2024.
A pesar de la aparente "buena" noticia, la indignación ciudadana no cesa en el caso de este joven taxista que aparentemente fue asaltado y ultimado, para robarle su auto.
Historias como las de Reinier Hernández y la familia de Reinier Iglesias reflejan la creciente crisis de seguridad que azota a los migrantes en su travesía, poniendo de relieve los desafíos y peligros que enfrentan en su búsqueda de un mejor futuro.
Gracias a la labor del periodista independiente Yosmany Mayeta, varias noticias que involucran el trabajo policial en Stgo de Cuba salen a la luz pública. Acá te mostramos tres casos de ellos.
Hoy, en Cuba existen varios casos de desapariciones que se mantienen abiertos, siendo el más notable el de la adolescente Madeleysis Rosales Rodríguez, que desapareció a los 16 años a finales de mayo de 2021 en La Habana.
La confirmación de estos feminicidios y el hallazgo de Rut Natalia y su bebé ponen de manifiesto la complejidad de la violencia de género en la isla, donde casos de desaparición pueden terminar en alivio, mientras que otros en tragedia. Estos eventos subrayan la urgente necesidad de políticas efectivas y medidas de protección para las mujeres, así como la importancia de la solidaridad y el apoyo comunitario en la lucha contra la violencia de género.
La incertidumbre que rodea estos casos ha generado una oleada de solidaridad entre los cubanos, quienes a través de las redes sociales y otros medios, buscan amplificar la búsqueda y apoyar a las familias afectadas
Se trata de dos casos, separados por la distancia pero unidos por la nacionalidad y el misterio, han sacudido las emociones de la diáspora cubana en el país.