Ambos testimonios han encendido un debate en la comunidad cubana, tanto en Estados Unidos como en la isla. Por un lado, muchos apoyan la decisión de no recibir a recién llegados cuando no hay gratitud de por medio, mientras que otros insisten en que la solidaridad es clave en momentos difíciles. Al mismo tiempo, el derecho de regresar a Cuba para ver a la familia ha abierto otro frente de discusión, donde se cuestionan los límites entre el apoyo personal y las implicaciones políticas.
La llegada de Antonia a Estados Unidos y su integración en el negocio de su nieta ha sido una historia de éxito y un ejemplo de cómo la experiencia y el amor pueden contribuir significativamente al éxito empresarial y a la cohesión familiar.
Este gesto simbólico del tío destacaba la importancia del trabajo duro y la determinación para los recién llegados a Estados Unidos, especialmente para aquellos provenientes de Cuba.