Este tipo de eventos reflejan el abismo entre la élite cubana y el pueblo que dice representar. Sandro Castro, con sus fiestas y su vida de opulencia, se ha convertido en un símbolo de la desconexión y la hipocresía del régimen. Mientras el gobierno sigue pidiendo ayuda internacional y culpando al embargo por la crisis, sus herederos celebran en grande sin ningún remordimiento.
Cuando el amor y la controversia se entrelazan, no hay quien detenga el vendaval mediático. La relación entre Ana de Armas y Manuel Anido Cuesta, hijastro y asesor del presidente cubano Miguel Díaz-Canel, ha puesto a la actriz de Blonde en el ojo del huracán. Mientras las críticas en redes sociales hierven, figuras influyentes como Taty Guiribitey, conocida como "La Mami Lover", han llevado el tema más allá del simple rechazo, cuestionando su vínculo con marcas de lujo como Louis Vuitton.
El mensaje, que elogiaba a los líderes revolucionarios Fidel y Raúl Castro, fue visto en un vehículo del sistema Metrobus, lo que ha provocado un debate sobre la seguridad en el transporte y el impacto de mensajes procomunistas en una comunidad marcada por el exilio.