La creciente inseguridad ciudadana en Cuba, en medio de una crisis económica, institucional y social, está empujando a la población más joven a protagonizar y a la vez sufrir las consecuencias más graves de un país sin ley efectiva.
Este juicio marca un aniversario de tensión no sólo entre la juventud habanera y el Estado, sino también sobre la gestión cultural y el derecho a espacios públicos. La sentencia enviará un mensaje claro, pero el debate sobre prevención y oportunidades culturales apenas comienza.
Las disputas entre vendedores y clientes debido a ventas fraudulentas de productos, mal pesaje, precios excesivos, etc. es también frecuente en cada rincón de la isla. Si bien la mayoría de las discusiones a veces no pasa de una disputa verbal, en ocasiones zanjadas con el vendedor complaciendo al cliente para evitar que le ponga el picao malo, en otras las discusiones terminan en puñetazos. En otras a machetazos, cuchillazos, piedras y palos.
Existe actualmente una ferocidad que sacude los cimientos de la sociedad cubana, y dos incidentes recientes han puesto de manifiesto la crudeza de este fenómeno en la isla, revelando no solo la brutalidad de los ataques sino también la vulnerabilidad de ciertos grupos y la aparente inacción de las autoridades.