La tragedia y la controversia han envuelto a la familia Pino y han sacudido a la comunidad de Miami, dejando a muchos preguntándose sobre las verdaderas intenciones y el carácter de un hombre que, mientras públicamente apoyaba a empresarios cubanos emergentes, en privado presuntamente tramaba un acto final de violencia insondable.
Por estas horas no se habla de otra cosa en Miami que de Sergio Pino. Un empresario cubano americano, millonario, quien recientemente se reunió con y apoyó en Miami, a los mipymeros cubanos; pero de ese gesto de buena voluntad no es de lo que se habla.
Detrás de esa buena intención económica y presunta arista filosa para ganar más dinero del que ya tenía, había un hombre interesado y quien sabe si obsesionado, con divorciarse de su esposa. Lejos de hacerlo por las vías legales y darle una parte de su patrimonio que bien le correspondía a su pareja, optó por una vía más cruel y dramática: asesinarla. Para no fallar, contrató dos equipos.
Al menos eso dice el FBI.
Según informaron las autoridades, Sergio Pino, fundador de Century Homebuilders Group y una figura prominente en el sector inmobiliario y político de Miami-Dade durante décadas, orquestó varios complots para dañar o matar a su esposa distanciada a lo largo de varios años mientras se desmoronaba su matrimonio.
Los intentos incluyeron envenenarla con fentanilo y contratar a «equipos de asesinato» para acabar con su vida, incluyendo un grupo que recibió la instrucción de matarla antes de una próxima audiencia de divorcio, lo que llevó a que Tatiana Pino y la hija de la pareja fueran amenazadas a punta de pistola el mes pasado.
Estos detalles salieron a la luz un día después de que Sergio Pino se quitara la vida en un dormitorio de su casa en Cocoplum, cuando un equipo SWAT descendió a su residencia intentando arrestarlo en conexión con el supuesto complot de asesinato por encargo. En total, nueve personas han sido arrestadas en relación con los complots de asesinato por encargo, dijo el FBI.
La fiscalía y el FBI sostienen que Pino había contratado a dos equipos distintos para matar a su esposa en medio de un divorcio contencioso. El primero, incluía a cuatro hombres, entre ellos un empleado a tiempo parcial de Pino, Bayron Bennett. Este equipo ha sido acusado en conexión con un atropello y fuegos provocados que tenían como objetivo a Tatiana Pino y a su hermana. El segundo grupo, que incluía a cinco personas, intentó sin éxito llevar a cabo el asesinato en la casa de Pinecrest de Tatiana Pino, con un Vernon Green armado esperando fuera de su hogar cuando ella llegó en su auto.
En lugar de quedarse quieta mientras Green le apuntaba con una pistola, Tatiana aceleró su vehículo hacia el patio trasero de la casa, rozando un árbol y una cerca, y tocando el claxon todo el tiempo. Green inicialmente la persiguió al patio trasero, pero luego regresó al frente. Al mismo tiempo, la hija adulta de los Pinos salió a ver qué causaba el alboroto. Al girar, vio a Green apuntándole una pistola a «pulgadas de su cara», según una denuncia penal.
La tragedia y la controversia han envuelto a la familia Pino y han sacudido a la comunidad de Miami, dejando a muchos preguntándose sobre las verdaderas intenciones y el carácter de un hombre que, mientras públicamente apoyaba a empresarios cubanos emergentes, en privado presuntamente tramaba un acto final de violencia insondable.
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