Desde su llegada a Estados Unidos en mayo de 2024, la influencer y modelo cubana Rachel Arderi, de 22 años, no ha dejado de cosechar éxitos en su nueva vida. Su más reciente logro ha sido la obtención de su licencia de conducir en el estado de Florida, un paso que, aunque pueda parecer cotidiano para muchos, representa para ella un símbolo de independencia y superación personal.
A través de sus historias de Instagram, Rachel compartió la noticia con entusiasmo, posando desde su automóvil con la licencia en mano. “Oficialmente, tengo mi licencia de la Florida. Hoy he estado todo el día en eso y me hace muy feliz”. Su alegría refleja la importancia que le otorga a cada avance en su proceso de adaptación en un país que le ha supuesto retos y aprendizajes.
Su travesía en Estados Unidos ha estado marcada por grandes cambios. Viajar a Miami en plena gestación y dar la bienvenida a su segunda hija, Mía, han sido capítulos fundamentales de esta nueva etapa. Con una mentalidad resiliente, Rachel ha enfatizado el valor de cada logro alcanzado en este territorio.
Lea más: Rachel Arderi revela detalles de su hospitalización: “Fue más el susto que otra cosa”
“Yo celebro cada mínimo logro que tengo en este país porque solo yo sé lo duro que me fue llegar hasta aquí”, escribió en otra historia. Sus palabras resuenan con la experiencia de muchos migrantes, quienes ven en cada pequeño paso una victoria en su proceso de integración.
Rachel Arderi no ha hecho sola su viaje. El reguetonero cubano Oniel Bebeshito, su esposo, se unió a ella en octubre pasado, tras el nacimiento de su hija. Juntos han compartido su historia de amor y crecimiento con sus seguidores, mostrando tanto los desafíos como las recompensas de su nueva vida. Oniel, por su parte, ha celebrado sus propios triunfos, incluyendo su presentación en el Pitbull Stadium de Miami, un hito significativo en su carrera musical.
Más allá de su presencia en redes sociales, la historia de Rachel y Oniel refleja la experiencia de muchos latinos que, con esfuerzo y determinación, buscan establecerse en un nuevo país. El logro de Rachel con su licencia de conducir es más que un trámite burocrático; es un símbolo de autonomía y progreso en su camino de adaptación. Con cada paso, ella y su familia siguen demostrando que la perseverancia es clave para construir una nueva vida en tierras extranjeras.
