Oliver Zamora se montará en su Bestune T55 mientras el cubano de a pie camina bajo el sol sin guagua.
¿Cón qué dinero? Bueno, con el de RT, presuntamente.
Oliver Zamora Oria, vocero habitual del castrismo y corresponsal de RT en La Habana, acaba de renovar su título como uno de los rostros más descaradamente privilegiados del aparato mediático oficialista, ganándose el premio a la desconexión del año.
Mientras el país se cae a pedazos, los apagones no dan tregua y el transporte público es más leyenda que realidad, Oliver se paseará – o ya se pasea – con un flamante Bestune T55, modelo que —según el propio concesionario que se lo ha vendido— ha contratado recientemente en la agencia MCV Comercial S.A. para «su corresponsalía». Bueno, la corresponsalía rusa en La Habana.
Pero que nadie diga que esto es secreto. Al contrario: MCV lo anunció con bombos y platillos en sus redes sociales. “Las mejores condiciones de mantenimiento, disponibilidad y recambio 😉 influyeron en la elección de @oliverzo_cuba para contratar en MCV Comercial S.A. el vehículo para su corresponsalía 👌”, escribieron en su cuenta de Facebook el pasado 25 de mayo a las 3:30am, como quien celebra la compra de un yate por parte de un millonario europeo. Al parecer la compra fue tan importante que se desvelaron y todo.
Sí, corresponsalía. Así lo venden. Porque Oliver, en lugar de caminar o montarse en un bicitaxi como el resto de los cubanos, necesita un Bestune T55 negro para moverse de una cobertura a otra sin sudar la gota gorda ni rozarse con el pueblo al que dice defender. ¿El precio? Mejor ni lo imaginamos, pero es evidente que no será con los CUP que logró ahorrar el hijo ilustre de Tamarindo.
Haila también quiere su nave, “para los malos ojos”
Oliver Zamora no es el único rostro del aparato mediático-cultural del régimen cubano que anda fascinado con el lujoso vehículo. Haila María Mompié, aquella que le expresó a bocajarro a Fidel Castro en una Tribuna Abierta, «lo quiero mucho mi Comandante», también quedó embelesada con otro modelo del mismo auto, pero en rojo pasión.
El encandilamiento de la autonombrada Diva del Pueblo ocurrió en la Feria Internacional de Transporte y Logística, organizada en Pabexpo a inicios del pasado mes de abril, momento en el que la cantante se acercó al stand de MCV y, según la propia agencia, “quedó totalmente enamorada del Bestune T55 de color rojo, dice que ese para los malos ojos 😄”.
También el locutor deportivo Evyan Guerra ha quedado prendado de estos modelos – si se lo compra o no, ya son otros miles de pesos – aunque en su caso, el modelo eligido es otro.
Eso sí, ninguno supera a Héctor Villar.
Este presentador cubano que ahora andaba por Madrid, España, en compañía de su amigo, el actor Fidel Betancourt, desató una ola de críticas en octubre del pasado año, tras publicar un video en el que promociona la compra de un Mercedes-Benz en Cuba. En el material, Villar explica los procedimientos para adquirir el vehículo a través de la agencia MCV Comercial S.A., destacando, al igual que Oliver Zamora ahora, facilidades como el leasing y servicios de atención en talleres. Sin embargo, omitió mencionar que estas opciones están disponibles principalmente para quienes cuentan con negocios privados respaldados por el gobierno cubano.
La publicación fue percibida por muchos como una muestra de desconexión con la realidad del cubano promedio, que enfrenta dificultades económicas significativas. Usuarios en redes sociales expresaron su indignación, señalando que el video promueve un estilo de vida inaccesible para la mayoría y que debería enfocarse en visibilizar los problemas reales que afectan a la población cubana. La controversia resalta las tensiones existentes entre la élite privilegiada y el pueblo en la isla.
El pueblo sin corriente, sin guagua, sin nada
El contraste no puede ser más grotesco. Cuba atraviesa una de las peores crisis de transporte de su historia reciente. En La Habana, las guaguas pasan cada dos horas —si es que pasan—, y la opción de montar en almendrón es un lujo que muchos ya no pueden permitirse. Mientras tanto, Oliver Zamora, el mismo que desde la pantalla repite las consignas del poder, accede a un vehículo moderno, con aire acondicionado, buen mantenimiento y piezas de recambio garantizadas.
¿Y quién puede dudar que ese acceso es parte del premio por su lealtad narrativa al régimen y su afinidad con los libretos que redacta la Seguridad del Estado? La estrategia parece clara: mantener a los voceros – o rostros públicos – bien montados, bien cuidados y bien lejos de cualquier colita del transporte público. Eso sí, con narrativa en mano y GPS moral averiado.
Por favor, no se olviden de Aixa Hevia, a quien vimos aterrilladísima en enero del 2020 en la parada de una guagua, sombrilla en mano frente a un agromercado.

La enseñanza de todo esto es una: mientras los cubanos hacen maratón para conseguir un pomo de aceite o una pastilla de dipirona, Oliver Zamora pasea en su T55 de estreno, sin importarle el descontento social que se desborda por todas partes. Con pinzas de cirugía ha escogido lo que ha dicho sobre los apagones, la inflación, los salarios de miseria o las protestas reprimidas.
Él está para otra cosa. Para hacer ver que todo está bien. Para repetir que la culpa es del bloqueo. Para posar con aire de “periodista serio” mientras se hunde en el cinismo.
Lo más triste es que que lo hace desde una posición que dice representar “la verdad”. Su Bestune no solo es un carro. Es un símbolo. El emblema de una élite blindada, protegida y premiada por callar, ocultar y manipular.
Mientras Cuba se desangra, algunos se montan.Y no precisamente en la guagua.
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