Ocho años quejándose por la filtración en una vivienda parece demasiado. ¡Hasta al Consejo de Estado ha escrito Regla! ¿Y?
Una cubana, Regla Caridad Verdecia, no se ha cansado de quejarse y de escribir a la prensa oficialista para ver si su vivienda, que parece la Fontana de Trevi, pero con el agua cayendo desde el techo, es reparada. Pero ojo, le ha escrito hasta al mismísimo Rául Castro. ¿O a Díaz-Canel? ¿Le han respondido?
Escribió por primera vez a la sección Acuse de Recibo, del diario oficialista Juventud Rebelde el 7 de octubre de 2020. En esa primera misiva reseñaba su problema. Una casa que le dieron, luego de muchos años de estar albergada, presentaba filtraciones.
Regla dice que apenas empezó el diluvio lo informó a la ECAL 3, empresa que la construyó.
Luego escribió a los dos gobiernos (al municipal y al provincial). Después a la Fiscalía del municipio y la provincia. Más tarde a la Asamblea Nacional del Poder Popular; y por último, escribió al Consejo de Estado.
Después de eso, de haber seguido todos los pasos establecidos y regulados; de cumplir con todos los requisitos que el (des)gobierno pone en manos del pueblo para resolver los problemas que le atañen, es que Regla le escribió a Pepe Alejandro. Nadie la puede acusar de querer violentar los procedimientos. O de querer hacer «contrarrevolución». Esta cubana cumplió con todo lo orientado; pero su casa, desde mayo del año 2013 presenta filtraciones. Una casa que se la dieron como nueva en septiembre del 2012.
¡Nueve meses!
«Cuando llueve -contaba Regla en aquella primera carta- el agua corre por lámparas y tomacorrientes, cae encima de los colchones. Se extiende por toda la casa. La severa filtración ha provocado el deterioro de los bloques; y rajaduras en las paredes que van del techo al suelo».
Dice que el presidente del gobierno municipal la visitó en mayo de 2020, y ella esperaba por su respuesta, hasta que escribió a la sección de quejas.
Un día después de publicada esta por primera vez en Acuse…, la visitaron la directora municipal de la Vivienda y el funcionario que atiende Construcción en el gobierno, entre otros. Aseguraron que en 48 horas habría respuesta. Le dejaron incluso sus números de teléfono.
Un mes y 20 días después de esa visita, el 26 de noviembre de 2020, Regla volvía a escribir al diario.
«La respuesta -expresaba- todavía la estoy esperando. En cuanto al contacto, cuando lo intento no responden, o lo hace la secretaria porque están reunidos».
Empezaría otra etapa de peloteos y respuestas. Hasta que Regla volvió a escribirle a Pepe el 16 de febrero de 2021. Ocho años desde que debutara con filtración su apartamento.
«(…) es penoso recalcar que ninguna entidad se hace cargo de darle la solución definitiva al problema». Y se preguntaba: «¿Dónde queda la sensibilidad para tratar problemas como este, donde por el deterioro del apartamento a causa de la humedad extrema peligra la vida de mis hijos menores de edad?».
Ni siquiera los técnicos saben cómo es que se repara un techo
Tras ocho años llegó la «solución». Funcionarios de Vivienda Municipal se reunieron con los vecinos del edificio, y les dijeron que si pagaban 5 000 pesos por apartamento en un plazo de 12 meses, repararían la cubierta.
La reparación la comenzaron a hacer ¡en plena temporada ciclónica! Con aguaceros cayendo a cada rato.
Por supuesto, el mal iba a reventar por algún lado. Y Regla escribe ahora una cuarta vez al periódico oficialista Juventud Rebelde.
Dice Pepe Alejandro en su sección que hasta los propios vecinos les alertaron a los supuestos «técnicos» que «si las mantas no se levantaban y se trabajaba en las juntas o uniones de las losas, malgastarían material sin resolver el problema de la filtración».
Se lo explicaron incluso al jefe de Inversiones y a otro técnico, quien se comprometió a verificar el trabajo. Este último «por diversas razones no pudo acudir mientras se laboraba en el techo. Consecuencia: lo indicado en el contrato no se cumplió. No se levantaron las mantas y no se trabajaron las juntas».
«Lo que hicieron fue pegar las mantas donde vieron que estaban levantadas, y ponerle encima pasta para sellar. No solucionó el problema. Siguió pasando agua al interior de la casa, y despegó lo que habían pegado. Y se molestaron por la protesta de los vecinos. Recogieron sus materiales y se fueron. No responden llamadas ni mensajes. Ni siquiera de los funcionarios de la Vivienda.
«Estamos en el comienzo de la odisea de nuevo, afirma Regla. Mi apartamento, el más malo y donde viven dos menores, sigue deteriorándose. Las paredes se agrietan. Los cerramientos sueltan pedazos y debilitan la casa. ¿Dónde está la sensibilidad de los funcionarios que atienden estos problemas y han estado en mi casa observando cómo peligra la vida de mis hijos? ¿Dónde está la vergüenza, el sentido de la responsabilidad?», se pregunta Regla, una cubana que ha vivido, como pocos, la desidia de un gobierno y de sus funcionarios de pacotilla.
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