María Vargas, madre de la hija menor del músico cubano Alexander Delgado, volvió a colocarse en el centro de la conversación digital tras rechazar con absoluta firmeza un posible encuentro familiar entre los cuatro hijos del artista. El líder de Gente de Zona vive en Miami con dos de sus hijos, Alex Jr. y Kuki Delgado, mientras Sofía radica con su mamá en Orlando y el mayor de los niños (hasta ayer desconocido por el público) en Italia
El comentario surgió a raíz de unas fotos recientes que mostraban a Sofía junto a su hermano mayor, el hijo menos conocido del reguetonero, quien reside en Italia y viajó a Florida para encontrarse con ella. Una usuaria, con la ilusión de una futura unión familiar, preguntó: “¿Algún día pudieran estar los cuatro unidos?”.
La respuesta de María no dejó espacio para ambigüedades. “Eso no va a suceder, por lo menos con la hermana no. Sofía vive a solo 4 horas de su casa, ni una llamada, ni una visita, WhatsApp es gratis. ¡Sofía no necesita hermana ni padre así!”, escribió la mamá de Sofía.
Lejos de suavizar su postura, Vargas reforzó el mensaje con palabras aún más tajantes. “La que no los acepta soy yo. No son bienvenidos aquí. Que esperen a que ella sea mayor; mientras tanto, no van a venir a joder ninguno de los dos”. Sus declaraciones dejaron al descubierto no solo el quiebre con Alexander, sino también con la hija mayor del artista, conocida como Kuki Delgado.
El episodio se produce tras la primera aparición pública del primogénito de Alexander, un joven que hasta ahora se había mantenido al margen de la fama de su padre. En las imágenes compartidas por María se le veía disfrutando de un encuentro afectivo con Sofía, un gesto que muchos interpretaron como el inicio de un posible acercamiento entre hermanos. Sin embargo, la madre dejó claro que ese puente no se extenderá hacia el resto del clan Delgado.
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Consultada en redes sobre si el muchacho realmente era hijo de Alexander, María confirmó lo que hasta ahora el cantante nunca ha declarado abiertamente. “Sí, está reconocido, solo que hay padres y PADRES”, apuntó, con una frase que resonó entre sus seguidores.
La contundencia de estas palabras no pasó desapercibida ni en la isla ni entre los cubanos dispersos en ciudades como Miami o Madrid, donde los vínculos familiares de los artistas suelen seguirse casi como una telenovela. En este caso, la narrativa toma un giro más áspero: un padre de renombre internacional, hijos que aparecen en escenarios distintos y una madre que ha decidido fijar límites sin contemplaciones.
Más allá del morbo mediático, la situación expone un tema recurrente en las historias de la farándula: hasta qué punto la fama puede coexistir con las responsabilidades íntimas. En el caso de María y Alexander, la grieta parece profunda y difícil de cerrar, al menos en el presente inmediato.
