El montañista cubano Yandy Núñez, conocido por ser el único compatriota que ha alcanzado la cima del monte Everest, encendió la conversación en redes sociales tras revelar un movimiento aéreo poco común entre Cuba, Islandia y Suiza. Núñez, residente en Reikiavik, reportó la llegada al aeropuerto internacional de Keflavík – una escala poco común en los registros de vuelos cubanos -, de un avión privado procedente de La Habana, identificado con la matrícula A6-RRJ y operado por la empresa Rotana Jet, con código de vuelo RG236.
Se trata de un Airbus A319-133 en su versión “CJ” (Corporate Jet), matrícula A6-RRJ, operado por Rotana Jet, una aerolínea de Emiratos Árabes Unidos especializada en vuelos chárter y operaciones privadas para clientes VIP, delegaciones oficiales y jefes de Estado. El aparato cubre trayectos intercontinentales con una autonomía que le permite unir sin escalas destinos tan distantes como Cuba e Islandia. Según el registro de Flightradar24, el vuelo —identificado con el código RG236— despegó de La Habana el 9 de agosto a las 22:55 hora local y aterrizó en Islandia a las 06:57 del día siguiente.
La escala en Keflavík no fue el final del itinerario. La propia base de datos de vuelos muestra que el A6-RRJ tenía programada para el 11 de agosto, a las 08:00, su salida hacia Ginebra, Suiza, bajo el código RG237, con llegada estimada a media mañana. La ruta La Habana–Reikiavik–Ginebra no figura en ninguna programación comercial regular y encaja más con un vuelo corporativo o diplomático que con un traslado turístico.
Rotana Jet, fundada en 2010, opera desde Abu Dhabi y mantiene una flota reducida pero equipada para transporte de alto nivel, con interiores diseñados para un máximo de 32 pasajeros en configuración ejecutiva, áreas de descanso y espacio para reuniones a bordo. El historial del A6-RRJ revela que ha repetido en otras ocasiones la conexión entre Islandia y Cuba, reforzando la hipótesis de que se trate de un transporte puntual para autoridades o personalidades de peso.
Aunque Yandy Núñez no precisó la identidad de los viajeros, su mensaje apunta a la posibilidad de un traslado diplomático encubierto o que podría tratarse de un viaje de negocios a puerta cerrada. En ausencia de información oficial, el misterio crece, y la imagen de un avión corporativo aterrizando en la gélida Islandia después de cruzar el Atlántico desde La Habana se presta a más preguntas que respuestas.
Por ahora, lo único seguro es que el relato del alpinista ha puesto bajo los reflectores un itinerario poco habitual y ha añadido un nuevo capítulo a las historias que conectan a Cuba con rutas discretas, lejanas y cargadas de simbolismo político.
