La mala gestión del gobierno de Cuba es la responsable del caos en la isla. ¿Cómo se entiende que un país priorice un sector que depende de la energía eléctrica para ser eficiente? ¿A qué turista se le ocurriría ir a Cuba en medio de apagones, hambre, escasez, violencia, delincuencia?
La crisis energética que afecta a Cuba ha puesto bajo el foco las decisiones de inversión del gobierno, que ha priorizado el turismo sobre otros sectores esenciales.
Según el economista Pedro Monreal, desde 2020, el 38.9% de las inversiones del país han estado dirigidas al turismo, mientras que solo el 9.4% se ha destinado a la electricidad, gas y agua. Esta disparidad en la distribución de recursos ha agravado la situación, exponiendo la fragilidad del sistema energético cubano.
El país ha apostado fuertemente por la construcción de hoteles y centros turísticos, a pesar de que la afluencia de turistas ha estado muy por debajo de las expectativas.
En 2023, Cuba no alcanzó la meta de tres millones de turistas, y en 2024 las cifras siguen siendo decepcionantes. Esta estrategia económica ha generado críticas dentro y fuera del país, cuestionando la sostenibilidad de un modelo que privilegia la inversión en turismo mientras el resto de la economía se desploma.
El reciente colapso energético es un reflejo de esta mala planificación. La infraestructura eléctrica ha operado durante décadas sin recibir el mantenimiento necesario, y la falta de combustible ha exacerbado la situación.
Mientras el gobierno continúa construyendo hoteles, millones de cubanos viven sin acceso a electricidad, agua potable o gas para cocinar. Esta desconexión entre las prioridades del gobierno y las necesidades de la población ha aumentado el descontento social, y muchos piden un cambio radical en la gestión del país.
El portal 14ymedio recoge en una nota buena parte del drama nacional actual que vive la nación cubana y que se traduce en dos palabras: CRISIS HUMANITARIA.
En Holguín, la situación es insostenible con apagones que superan las 72 horas y el suministro de gas licuado extremadamente limitado. Muchos residentes han tenido que recurrir a cocinar con leña o cualquier material combustible que encuentren.
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En La Habana, algunos barrios han tenido un respiro parcial con el restablecimiento de la electricidad y el internet, pero la escasez de agua se ha vuelto el nuevo reto.
Los ciudadanos han aprovechado las pocas horas de electricidad para lanzarse a las calles en busca de comida, generando colas multitudinarias en los puntos de venta. Entre los productos más solicitados están los huevos, que aparecieron en el mercado a un precio de 5,75 MLC por cartón, bastante más económico que los precios especulativos que llegaron a alcanzar los 3.000 pesos por 30 huevos en el mercado informal.
En otras provincias, como Cienfuegos, la situación energética es levemente mejor, pero la escasez de productos básicos sigue siendo un problema grave. Los habitantes temen que la crisis se agrave aún más, y muchos aprovechan para gastar lo poco que tienen en alimentos que suben de precio cada día.
Allí, una libra de arroz ha llegado a costar hasta 200 pesos en su ciudad. Las tiendas, aunque abiertas, no tienen suficiente suministro, y la inflación se refleja en los precios de los productos más básicos. En este contexto, los revendedores se aprovechan de la situación para vender artículos esenciales a precios desorbitantes.
En la provincia oriental de Santiago de Cuba, la realidad es igual de caótica. El servicio eléctrico es intermitente y los apagones prolongados han hecho que muchas personas se enfrenten a una escasez aún más aguda de alimentos.
En un ambiente de tensión creciente, la gente cocina con lo que puede y lucha por acceder a productos esenciales. Las colas en las tiendas no solo son largas, sino que también son caóticas, y la desesperación ha llevado a un aumento en las protestas espontáneas, aunque estas siguen siendo esporádicas por el temor a la represión.
Muchos ni siquiera pueden contar con apoyo desde el exterior; incluso, los que pueden, se han encontrado a gente como Yanelis, quien asegura que no quiere mandarle nada a su familia en Cuba porque teme que ocurra otro colapso energético y que lo compre, se le pueda echar a perder.



















