La cantante cubana Dianelys Alfonso Cartaya, conocida artísticamente como La Diosa, sorprendió a sus seguidores con un movimiento inesperado en redes sociales: dejó de seguir en Instagram a varios de sus amigos más cercanos, entre ellos figuras con las que compartió escenarios, confidencias y apoyo mutuo en los últimos tiempos.
El gesto, que no pasó inadvertido entre sus fanáticos, incluyó a dos creadores de contenido muy visibles dentro de la comunidad cubana en Miami: Jorge Batista, más conocido como Ultrack y su pareja actual, la influencer Claudia Artiles. Hasta hace poco, la cantante y su esposo, el productor Rey El Mago, mantenían con ellos una amistad que parecía sólida.
Si bien se desconocen las causas del distanciamiento, es posible que haya ocurrido pocos meses después de la confirmación de la ruptura entre Ultrack y su exesposa, Amanda Sánchez, a quien también había dejado de seguir tiempo atrás.
En el caso de Amanda, sin embargo, tiene una historia más clara. La propia influencer contó recientemente en una entrevista con el presentador Alexander Otaola los motivos que provocaron la ruptura de esa cercanía. “Yo sé que a La Diosa no le va a gustar que la mencione, porque ya en una ocasión yo recibí un mensaje de ella donde me pidió que no la mencionara ni para bien ni para mal”, reveló Sánchez. Pese a esa advertencia, decidió hablar públicamente porque, según dijo, “sentía la necesidad de soltar el tema”.
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Amanda relató que el distanciamiento comenzó justo después de su separación de Ultrack. A partir de ese momento, nunca más tuvo comunicación con la intérprete de Las 40 libras y llegó a la conclusión de que La Diosa había tomado partido por su ex. El quiebre, no obstante, se profundizó cuando alguien del círculo común le aseguró a la cantante que Amanda había hablado mal de ella, lo cual, según Sánchez, no era cierto.
Mientras tanto, los motivos por los que La Diosa decidió dejar de seguir a Ultrack y a Claudia Artiles permanecen en el terreno de la especulación. Ninguna de las partes ha ofrecido declaraciones al respecto, aunque en el mundo de la farándula digital basta un “unfollow” para encender los rumores de conflicto.
El episodio reabre el debate sobre la fragilidad de las relaciones entre figuras públicas en tiempos de redes sociales. Un clic puede interpretarse como una traición, una declaración de guerra o simplemente un intento de preservar la paz mental. Lo cierto es que, en este caso, el público se convierte en testigo directo de cómo los vínculos se hacen y se deshacen a golpe de gestos digitales.
La Diosa, que ha construido su carrera enfrentando polémicas y defendiendo su autenticidad sin tapujos, parece dispuesta a ajustar su entorno, incluso si eso significa cortar lazos visibles con personas que un día fueron aliadas. En un contexto donde la vida privada se confunde con el espectáculo, cada decisión de este tipo trasciende más allá de lo personal.





