Uno de los mejores judocas cubanos de la historia, el habanero José Ibáñez, murió la noche de este lunes de forma inesperada a los 73 años.
Considerado el rey del tatamí en la máxima categoría en la década del 70, el gigante atleta, a quien todos cariñosamente llamaban «Joseíto» fue «hallado sin vida en la sala de su hogar al parecer por un fallo cardíaco» dijo una fuente a Cuballama.
Ibáñez Gómez ((28 de septiembre de 1951) ganó cuatro medallas en los Juegos Panamericanos de 1975 y 1979 y otras tres, todas de oro, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1970, 1974 y 1978. El fornido cubano solía competir en un mismo torneo en las categorías de más de 93 kg y en la Libre.En esta división Abierta fue también plata en los Juegos Centrocaribes de 1974 celebrados en Santo Domingo.
«Joseíto» conquistó también cuatro preseas en Campeonatos Panamericanos entre 1974 y 1978 y le cupo el honor de estar entre los primeros judokas cubanos que debutaron e n Juegos Olímpicos cuando acompañó a Héctor Rodríguez, Ibrahim Cepero e Isaac Azcuy en el tatami de Munich-72. El y Héctor fueron los únicos con alguna victoria aunque quedaron en el camino.
Cuba reapareció con dos judocas en Montreal-76. Ibáñez quedó en el undécimo lugar en la libre en un escenario histórico con Héctor al lograr la primera presea del judo cubano y el primer oro olímpico de América en su historia.
El corpulento atleta nunca tuvo la oportunidad de pelear en un Campeonato Mundial. Por una lesión no pudo estar en los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980.
El superpesado cubano fue plata en los 93 y oro en la Libre en los Juegos continentales de México 75 y oro en 95 kg y bronce en la Abierta en los de San Juan-79.
Ibáñez formó parte de la ‘Generación Dorada» del judo cubano de los 70 y 80 encabezada por Héctor Rodríguez e integrada también por Azcuy, Juan Ferrer Lahera y Rafael Rodríguez Carbonell, subcampeones olímpicos, una época donde llegaron a prevalecer dos y tres hombres de gran nivel por división en la Isla y en la suya habría que incluir también a figuras como Roberto Batista y Humberto Medina, antes que apareciera su sucesor, Frank Moreno.
Ibáñez llegó a ser el mandamás de los pesos pesados en esos años en los campeonatos nacionales y en los tradicionales torneos internacionales «José Ramón Rodríguez»- desde su fundación- cuando se registraban rankeados judocas de Europa, y de Asia. Sumó varios metales además en sus giras extrafronteras.
Tras su retiro, fungió como entrenador, con sus inicios en la histórica instalación de Centro Habana, «Vicente Ponce Carrasco» y llegó en 1997 a formar parte del cuerpo técnico de la preselección nacional. Posteriormente laboró como preparador en varios países de América Latina, hasta su jubilación.
