A sus 66 años, Gloria Estefan no solo es una leyenda viva de la música latina, sino también un ejemplo de madre moderna, amorosa y sin prejuicios. En una reciente entrevista, la estrella cubana compartió detalles sobre la relación de su hija, la también cantante Emily Estefan, quien desde hace casi una década vive una historia de amor con su pareja, Gemeny Hernández.
Aunque hoy la relación se muestra sin tapujos en redes sociales y eventos públicos, no siempre fue así. Emily temía contarle a sus padres que era lesbiana, algo que sorprendió a Gloria, quien creció y educó a su familia en un ambiente que ella misma describe como “abierto y comprensivo”. Sin embargo, entendió que cada persona tiene su tiempo y su forma de afrontar lo íntimo. “Cada persona tiene su proceso”, dijo la intérprete de “Mi tierra”, dejando claro que acompañar sin juzgar es, también, una forma de amar.
Para Gloria, el respeto a la diversidad es una convicción profunda, no una moda. “La gente le teme a lo que no entiende”, reflexionó. Y con la misma claridad añadió: “Para mí el amor es amor y mientras no se le haga daño a nadie, ¿quién soy yo para decirle a alguien a quien amar?”. Frases como estas han hecho que no solo artistas, sino también familias cubanas dentro y fuera de la isla se sientan representadas por su discurso.
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El caso de Emily pone sobre la mesa una palabra clave que sigue siendo compleja para muchos cubanos: visibilidad. Aunque la comunidad LGBTQ+ ha ganado terreno en espacios públicos y redes, aún persisten tabúes y silencios, especialmente entre familias tradicionales y en contextos donde el conservadurismo cultural sigue teniendo fuerza.
Emily, sin embargo, ha encontrado no solo apoyo en sus padres, sino también un espacio para brillar junto a ellos. Ha trabajado musicalmente con su madre, compartido escenarios e incluso presentó el álbum “Raíces” con la presencia de su pareja, en un acto simbólico de normalización y orgullo. En redes sociales, sus fotos y gestos con Gemeny no son declaraciones, sino parte natural de su vida. Y eso, en sí mismo, es una declaración de libertad.
Mientras tanto, Gloria sigue disfrutando de su propio romance con Emilio Estefan, su esposo y cómplice de más de 40 años. Una relación que, según ella, se ha mantenido firme por el respeto mutuo. “Nos apoyamos mutuamente y queremos que el otro triunfe. No hay egos”, aseguró.
Entre notas musicales, discursos cargados de empatía y mucho corazón, las Estefan siguen dando cátedra. No solo de música, sino de cómo construir una familia que celebre la diferencia sin miedo ni vergüenza. Porque al final, como bien dijo Gloria, lo único que debería importar es que se quiera “sin hacerle daño a nadie”. Y eso, a estas alturas, debería ser suficiente.
