Florida ejecuta a Norman Mearle Grim y firma un año récord de pena capital
A Ron DeSantis, el gobernador, no le ha temblado la mano este año para firmar las ejecuciones. Otros casos del 2025 involucran a Victor Tony Jones, Samuel Lee Smithers y Edward Zakrzewski; en agenda, Jennings y Randolph.
Florida volvió a batir su propio récord anual de ejecuciones al aplicar la inyección letal a Norman Mearle Grim Jr., de 65 años, condenado por la violación y el asesinato de su vecina, la abogada Cynthia Campbell, en Pensacola. La pena se cumplió la tarde del 28 de octubre en la prisión estatal de Starke.
Según el parte de testigos, Grim renunció a sus últimas palabras y, tras la administración del protocolo de tres fármacos, fue declarado muerto a las 6:14 p.m. La cronología del caso arranca en julio de 1998, cuando el cuerpo de Campbell apareció en aguas cercanas al Puente de la Bahía de Pensacola con traumatismos contundentes y 11 puñaladas, siete de ellas al corazón. Pruebas biológicas y materiales recogidos en la casa del acusado lo vincularon al crimen; un jurado lo declaró culpable en 2000, señala la agencia AP News.
La ejecución de Grim supuso la número 15 del año en Florida, por encima del máximo histórico de 2014, y mantuvo al estado a la cabeza del país en uso de la pena capital en 2025, incluso por delante de Texas, estado «histórico» en esto de ejecutar reos.
El incremento, sin embargo, no es aislado: a escala nacional se han registrado decenas de ejecuciones este año, en un repunte que organizaciones civiles y académicos siguen con atención, detalla el Death Penalty Information Center.
El de Grim no fue un hecho aislado en el calendario de 2025. El 30 de septiembre, Florida ejecutó a Victor Tony Jones por el asesinato en 1990 de un matrimonio de Miami-Dade; fue la ejecución número 13 del año y marcó el quiebre del récord previo. Dos semanas después, el 14 de octubre, el estado llevó a cabo su ejecución número 14 con Samuel Lee Smithers, conocido como el “diácono de la muerte”, condenado por estrangular a dos mujeres en 1996. En julio, Edward Zakrzewski fue ejecutado por el asesinato en 1994 de su esposa y sus dos hijos, un caso que ya entonces había consolidado el ritmo inédito de ejecuciones.
Y el compás no se detiene. Para noviembre, el gobernador Ron DeSantis firmó órdenes para dos nuevas ejecuciones: Bryan Fredrick Jennings, condenado por el secuestro, violación y asesinato de la niña Rebecca Kunash en 1979, y Richard Barry Randolph, hallado culpable de la violación y asesinato de su exjefa en 1988. Si se concretan, serían la ejecución 16 y 17 del año en Florida.
El caso Grim resumió, además, varias discusiones recurrentes. La defensa había agotado recursos y el propio reo renunció a apelaciones finales. Grupos contrarios a la pena de muerte denunciaron el ritmo y la opacidad del proceso; el gobierno estatal, por su parte, subrayó la contundencia probatoria y el derecho de las víctimas a la justicia.
El telón de acero entre ambas miradas no impidió el dato frío: un vecino, una mujer asesinada con extrema violencia, un veredicto sostenido por 25 años y un estado decidido a ejecutar al mayor número de condenados en su historia reciente.



















