La pelota cubana perdió a una de las figuras ofensivas más recordadas de los equipos Habana de los años 90 y 2000. El expelotero Pedro Arozarena Zayas, inicialista y jardinero de poder conocido por el número 56 de los llamados Vaqueros de La Habana, falleció a los 54 años, según confirmaron medios especializados y periodistas vinculados al béisbol en la isla.
Nacido el 8 de junio de 1971 en Mariel, Arozarena debutó en la Serie Nacional en 1995 y desarrolló toda su carrera con el conjunto Habana, donde se ganó un espacio como uno de los sluggers más consistentes de su generación. En 13 temporadas en la principal liga del país dejó un average ofensivo de .296, con 980 imparables en 3 315 veces al bate, incluyendo 174 dobles, 13 triples y 129 jonrones, además de 603 carreras impulsadas, reseña beisbolcubano.cu. Esas cifras lo colocan entre los bates más respetados de los equipos occidentales de aquella etapa, en un conjunto que fue competitivo y que marcó a toda una afición.
Su hoja deportiva incluye también pasajes relevantes en categorías juveniles, entre ellos la integración al equipo Cuba juvenil que disputó el Campeonato Mundial de esa categoría en Canadá en 1989, antes de consolidarse en la Serie Nacional bajo las órdenes de directores como Rigoberto García. Arozarena se retiró del béisbol activo en 2007, pero su nombre se mantuvo asociado a aquella generación de jugadores de los equipos Habana a la que la afición sigue evocando como una etapa de alto nivel competitivo.
Los reportes sobre su fallecimiento coinciden en que su muerte fue prematura y ha causado impacto en el entorno del béisbol cubano. Algunas fuentes señalan que venía arrastrando serios problemas de salud, vinculados a complicaciones renales que incluso llevaron a que uno de sus hermanos le donara un riñón, aunque los detalles específicos del desenlace no han sido divulgados de manera oficial.
En redes sociales, antiguos compañeros de equipo, periodistas deportivos y aficionados han compartido mensajes de duelo y recuerdos de sus actuaciones, en particular de sus temporadas de mayor poder ofensivo con los Vaqueros de La Habana. La muerte de Pedro Arozarena se suma a la lista de pérdidas recientes de figuras ligadas a la Serie Nacional y deja un vacío en la memoria de quienes siguieron de cerca al béisbol cubano en los 90 y primeros años de los 2000.
