Queda por ver si, ante la evidencia acumulada de casos similares, el consulado y la embajada cubana en Moscú corrigen el rumbo en el caso de esta cubana que estaba «desaparecida»; activan canales de emergencia reales y devuelven a sus ciudadanos la confianza que merecen.
La familia de la cubana Yailen de los Santos, quien presuntamente estaba desaparecida en Moscú, respira por fin.
Tras varios días de incertidumbre, la joven fue localizada en Rusia luego de que su caso se viralizara a través de la plataforma comunitaria Reportando un Crimen. Según el mensaje remitido por allegados, Yailen se encuentra detenida por asuntos migratorios; no ha sido repatriada todavía, pero está bien y su paradero ha sido confirmado.
“Gracias a tu publicación la familia de Yailen de los Santos ya se comunicó… está detenida en Rusia por inmigración… muchas gracias por ayudarnos a difundir”, compartió un familiar, en una nota de agradecimiento que destila alivio y esperanza.
El hallazgo no fue fruto de gestiones oficiales, sino de la cadena solidaria que se activó entre cubanos dentro y fuera de Rusia. Personas que conocían a Yailen aportaron datos clave, señalaron que había sido retenida por las autoridades migratorias y facilitaron el contacto con los suyos. Esa cooperación espontánea, multiplicada por la difusión en redes, terminó por cerrar el círculo: localizarla, confirmar su estado y abrir la puerta a los próximos pasos legales.
De acuerdo con fuentes consultadas por este medio, los funcionarios cubanos acreditados en Moscú no hicieron nada sustantivo para ayudar a la familia en la fase crítica de búsqueda. El contraste duele: mientras la comunidad movilizaba información, el consulado y la embajada permanecían, según esas mismas fuentes, ausentes o inoperantes. La familia, por ahora, centra sus esfuerzos en el camino administrativo que impone una detención migratoria: asesoría legal, trámites y, si corresponde, repatriación.
Alguien pensará que es complejo, pero ni tanto. Las autoridades rusas están obligadas a informar al consulado cubano cuando detienen a un ciudadano de ese país. Las autoridades cubanas están obligadas a asesorarlos y en casos así, siempre que el detenido exprese lo contrario, ponerse en contacto con sus familiares en la isla. ¿Habrá Yailén instruido que no les avisaran para no preocuparlos? Este es un detalle que necesita aclararse.
El caso de Yailen se inserta como tantos otros, en un patrón de denuncias previas sobre el mal desempeño de funcionarios cubanos en la capital rusa. En los últimos años se han documentado episodios que refuerzan ese patrón. En junio de 2020, cuatro cubanos perdieron un vuelo de retorno gestionado por las autoridades rusas porque el cónsul en Moscú en ese entonces, Eduardo Lázaro Escandell, no emitió una simple carta de respaldo; el relato detalla que, por esa omisión, quedaron fuera de la repatriación gratuita prevista para ese día.
Un par de meses antes, en abril de ese año, un grupo de cubanos varados en Moscú denunció que, pese a que la representación diplomática decía estar “en contacto”, pasaban penurias; la nota agrega que un abogado que intentó ayudarlos recibió presiones, mientras los afectados reclamaban información, techo y orientación básica.
En mayo de ese mismo año, a raíz del asesinato de una joven cubana en Moscú, testimonios de residentes y viajeros criticaron la inacción ante la situación de connacionales varados, señalando que dormían en la calle sin soluciones concretas ni del embajador ni del consulado.
A finales de 2021, varios viajeros quedaron retenidos en el aeropuerto de Vnúkovo (Moscú) por inadmisión, y se multiplicaron las críticas al “mal trabajo” del consulado por su respuesta considerada contemplativa ante el drama de decenas de personas; se describieron retrasos, falta de orientación y ausencia de gestiones ágiles para casos urgentes.
En marzo de 2022, nuevas quejas de cubanos sin dinero ni empleo en Rusia volvieron a cuestionar la falta de respuestas de la oficina consular, con llamados explícitos a establecer canales eficaces de emergencia y a ofrecer acompañamiento mínimo en trámites y situaciones de riesgo.
El eje recurrente en TODAS las denuncias apunta a la falta de protocolos visibles para emergencias. Aun reconociendo las limitaciones operativas en un entorno complejo, los reclamantes insisten en que existen estándares mínimos de protección consular: ventanillas de guardia, números de emergencia que funcionen las 24 horas, instrucciones claras sobre qué hacer ante una detención o un rechazo en frontera. Esa carencia de procedimientos —señalan— agrava la vulnerabilidad de quienes viajan con recursos limitados, no dominan el idioma y dependen de la guía institucional para no perderse en el laberinto migratorio ruso.
La demanda casi siempre es concreta: información verificable sobre el paradero de sus parientes, mediación con las autoridades locales y gestión diligente de documentos. En no pocos casos, el vacío lo cubrieron periodistas, abogados y voluntarios, que articularon listas de retenidos, coordinaron llamadas y, cuando fue posible, ofrecieron traducción y orientación jurídica. Lo único que piden es empatía y protección como ciudadanos cubanos que AUN son.
Sin embargo, el régimen cubano en estos casos de cubanos que se fueron del país, los considera de 5ta categoría, si es que los considera; y solo apela a ellos una vez al año, cuando hace sus famosas reuniones con la emigración, en la que siempre, SIEMPRE, les pide que apoyen el proceso revolucionario en la isla (el mismo proceso que los hizo huir de Cuba), mediante la inversión de capital o el envío de mercancías y remesas.
La historia de Yailen de los Santos termina, por ahora, con una certeza: está ubicada y a resguardo, aunque detenida por las autoridades rusas. Falta lo más difícil, que es reconducir su situación migratoria y, si procede, garantizar un retorno seguro.





