Desde el año 2020, el ahora fallecido reguetonero cubano José Manuel Carvajal, conocido artísticamente como El Taiger, cargaba con una herida difícil de cerrar: la pérdida casi simultánea de sus padres, un golpe que marcó su vida personal y, según muchos cercanos, influyó en el rumbo de su existencia.
La historia salió nuevamente a la luz a través de una transmisión en directo realizada por Lisandra Quijano, madre de la primera hija del artista, Yaliet Carvajal. En esa conversación, la joven compartió detalles de aquellos días oscuros que la familia atravesó y que, hasta ahora, se habían mantenido más en la intimidad.
Lisandra describió a Magda, la madre del cantante, como “la cabeza de la familia”, una mujer fuerte que llevaba sobre sus hombros la estabilidad del hogar. No solo se ocupaba de su familia inmediata, sino que también apoyaba a quienes le rodeaban en momentos de dificultad. Durante ese septiembre de 2020, Magda estaba volcada en el cuidado de José Carvajal, padre del artista y enfermo de un cáncer de próstata en fase terminal.
Después de una jornada agotadora intentando garantizar atención médica para su esposo, Magda se fue a la cama. Horas más tarde, la persona que la ayudaba en casa fue a despertarla para ofrecerle un arroz con leche recién preparado, pero ya la encontró sin vida. Aunque oficialmente su muerte quedó registrada el 25 de septiembre, la familia recuerda que ocurrió la noche anterior, casi al filo de la medianoche. Todo apunta a que sufrió un infarto mientras dormía.
La noticia fue devastadora. Lisandra recordó que hablaba diariamente con Magda sobre la salud de su esposo y que jamás imaginó recibir una llamada de ese tipo, ya que era Carvajal quien se enfrentaba a ese pronóstico. El dolor se intensificó cuando, apenas un día después, el 26 de septiembre, falleció también el padre de El Taiger, consumido por el cáncer que lo había debilitado por completo.
Para el cantante, el dolor fue aún mayor por la distancia. Se encontraba en Estados Unidos y las restricciones de la pandemia le impidieron viajar a Cuba para despedirse de sus padres. Mientras la familia organizaba los funerales en La Habana, él enfrentaba la tragedia desde el aislamiento, con la impotencia de no poder estar presente en el último adiós.
Durante la transmisión, Lisandra también quiso dejar claro que, aunque su historia sentimental con El Taiger quedó atrás, siempre mantuvieron respeto y comunicación por el bienestar de su hija.
Hoy, tras la muerte del artista en octubre de 2024, muchos de sus allegados han señalado que la partida de su madre fue el principio de un declive personal que nunca logró revertir. Su tumba, en La Habana, descansa junto a las de sus padres, cerrando un círculo marcado por la pérdida, el dolor y el recuerdo de una familia que, en apenas 48 horas, quedó rota para siempre.





