Yovany Ciero es uno de al menos seis imputados en la misma conspiración y el quinto en recibir sentencia. Entre los coacusados ya condenados figuran los también cubanos Dinneris Matos Delgado, Ada Irma Rodríguez Fontaine, Yordanis Pérez Velázquez y Maikel Sánchez García, todos con vínculos previos con la planta de Algona y con Cuba, que recibieron penas de entre 5 y 11 meses de prisión y órdenes de restitución que van de los 61 000 a casi 139 000 dólares
Casi dos décadas después de cruzar la frontera con México tras ver denegada su visa para entrar a Estados Unidos, el cubano Yovany Ciero enfrenta ahora otra frontera, esta vez carcelaria. Un tribunal federal del norte de Iowa lo condenó a cuatro años de prisión por organizar y beneficiarse de un esquema masivo de fraude al programa de préstamos PPP, creado para sostener pequeñas empresas durante la pandemia.
Según el comunicado emitido por la Fiscalía del Distrito Norte de Iowa, Ciero, de 48 años y residente en Mason City, trabajaba en 2020 en una planta empacadora de carne en Algona cuando comenzó a reclutar a otros trabajadores, en su mayoría inmigrantes cubanos, para presentar solicitudes falsas al Programa de Protección de Nóminas. La mecánica era simple y efectiva: cada solicitante afirmaba, bajo pena de perjurio, ser trabajador por cuenta propia y haber generado alrededor de 100 000 dólares en ingresos en 2019, cuando en realidad eran asalariados de la planta o de otros empleos.
En mayo de 2025, un jurado lo declaró culpable de tres cargos de fraude electrónico, 23 de lavado de dinero, uno de transacción monetaria con bienes de origen ilícito y otro de conspiración para lavar dinero. La sentencia, dictada el 3 de diciembre de 2025, recoge además que Ciero cobraba honorarios de unos 3 000 dólares por cada préstamo aprobado a sus compatriotas, mientras el grupo de solicitantes llegó a presentar más de 4 millones de dólares en solicitudes fraudulentas, causando pérdidas superiores a los 2,4 millones al gobierno federal.
El caso de Iowa no fue un esfuerzo aislado. Ciero es uno de al menos seis imputados en la misma conspiración y el quinto en recibir sentencia. Entre los coacusados ya condenados figuran los también cubanos Dinneris Matos Delgado, Ada Irma Rodríguez Fontaine, Yordanis Pérez Velázquez y Maikel Sánchez García, todos con vínculos previos con la planta de Algona y con Cuba, que recibieron penas de entre 5 y 11 meses de prisión y órdenes de restitución que van de los 61 000 a casi 139 000 dólares, señala KITV.
A escala nacional, el Departamento de Justicia ha convertido el fraude a los programas de ayuda por la COVID-19 en una prioridad. Desde 2021, las autoridades federales han imputado a miles de personas y recuperado miles de millones de dólares en casos que van desde pequeños negocios ficticios hasta esquemas de decenas de millones, como el de la empresa Blueacorn, cuyos fundadores acaban de recibir una condena de 10 años en otro sonado caso de abuso del PPP.
El perfil de Ciero, oriundo del municipio de Puerto Padre en la provincia de Las Tunas, añade una dimensión incómoda: exsargento del ejército cubano, residente en Estados Unidos desde hace casi veinte años, convertido en promotor de un fraude colectivo que involucró a más de cien compatriotas emigrados. Su historia rompe con la narrativa del inmigrante trabajador únicamente víctima del sistema, y coloca a una red de cubanos en el centro de un caso de corrupción económica en plena crisis sanitaria.
El tribunal ordenó además la confiscación de bienes y el pago de restitución, y Ciero deberá cumplir un periodo de supervisión tras la cárcel. Mientras tanto, el mensaje que busca enviar la Fiscalía es claro: los fondos de emergencia creados para sostener a negocios reales no estaban pensados para convertirse en oportunidad de enriquecimiento rápido para quienes presentaron empresas y ganancias inexistentes. Para las comunidades migrantes, el caso deja también una advertencia: participar en esquemas “fáciles” de papeleo puede tener consecuencias penales duraderas y agravar, de paso, la percepción pública sobre los propios inmigrantes.



















