La última visita de El Chulo al programa Destino Tolk se convirtió en uno de esos episodios que no se olvidan fácilmente. El reguetonero, acostumbrado a moverse entre polémicas, dejó una entrevista cargada de carcajadas y mensajes controversiales al mismo tiempo. Uno de los puntos más calientes de la noche llegó cuando el presentador le preguntó sin rodeos quiénes, a su juicio, eran los reguetoneros con menos dinero del género. La respuesta fue inmediata y sin titubeos: Chocolate MC, Mawell, El Charly y Candyman.
El comentario desató un estallido de risas en el estudio, pero también encendió las alarmas en la escena urbana cubana, donde los roces entre colegas suelen convertirse en guerras abiertas. La sorpresa fue mayor porque, aunque con Chocolate, Mawell y El Charly ya se arrastraban tensiones públicas desde hacía meses, la inclusión de Candyman parecía sacada de la manga, pues no había tenido enfrentamientos recientes con El Chulo.
Minutos antes de lanzar esos nombres, el artista ya había dejado claro su poder adquisitivo. Dijo poseer tres casas, tres efficiencies, joyas por medio millón de dólares y un auto de lujo. Calculó sus ingresos mensuales en más de 40 mil dólares, provenientes de su música y de otros negocios personales. Entre risas, remató con un irónico “¿Te sigo diciendo?”, gesto que reforzó su intención de marcar distancia con el resto.
La entrevista cayó como bomba en las redes. Para algunos, todo quedó en un simple vacilón al estilo de Destino Tolk, un show donde el humor y la irreverencia son parte del menú. Pero para otros, lo dicho pasó la raya. También hubo quienes lo acusaron de traidor: “Candyman siempre habló bien de él” o “Ahora compite con dinero, no con música”.
La división de criterios es clara: unos celebran su sinceridad desmedida como parte del folklore de la farándula cubana, mientras otros ven en sus palabras una falta de respeto hacia quienes lo acompañaron en su camino. En cualquier caso, el episodio confirmó que El Chulo sabe cómo mantener su nombre en el centro de la conversación.
Paradójicamente, pese a la avalancha de críticas, muchos consideran esta entrega de Destino Tolk como la más entretenida del año. “No paré de reírme ni un segundo” y “El mejor episodio del canal” son frases que abundan en los comentarios. Lo cierto es que, con sus pullas y su risa contagiosa, El Chulo consiguió lo que todo artista urbano persigue: ser el tema de moda tanto en Miami como en la isla.
En un panorama donde la música se mezcla con el ego y la rivalidad, la entrevista deja abierta una pregunta mayor: ¿hasta dónde es parte del espectáculo y dónde empieza la fractura real entre colegas? La respuesta, como casi siempre en el reguetón cubano, dependerá de las próximas canciones, indirectas y reconciliaciones que aparezcan en escena.
