Una pequeña embarcación de madera usada para pescar en Cárdenas (Matanzas), y único medio de sustentación económica de una familia entera, terminó esta semana en custodia de las autoridades de Florida, después de que fuera usada para traer e introducir ilegalmente a 10 personas por Tavernier, uno de los cayos superiores, en la cayería al sur de la Florida. El bote —que, según su dueña, fue robado en Cuba— fue abandonado el jueves tras el desembarco; al día siguiente, agentes del sheriff de Monroe, de la Patrulla Fronteriza y de Aduanas lanzaron un operativo que incluyó retenes en la U.S.-1. A las 2:30 p. m., un deputy y un agente federal detuvieron un Lexus plateado a la altura del marcador 101.5, en Key Largo, con cuatro de los recién llegados a bordo. No estaba claro si el resto había sido localizado.
Dos hombres fueron arrestados. Jesús Herrera Belett, de 38 años, con domicilio más reciente en Cayo Hueso, enfrenta nueve cargos estatales por tráfico de personas; Jesús Medina Esquijarosa, de 56 y residente en Miami, fue acusado como cómplice por conducir el vehículo que, presuntamente, trasladaría al grupo hacia el continente.
El sheriff Rick Ramsay precisó que la fiscalía federal declinó el caso y que, por eso, será procesado inicialmente por la vía estatal.
En su declaración, Herrera aseguró que “el bote es suyo” y que navegó con su esposa y su hijo, recogió a siete personas más en el llamado Cementerio de los Barcos y que hicieron escala en el Faro Viejo, en Bahamas, antes de seguir a Florida. También dijo haber vivido en EE. UU., trabajar en Detroit y cruzar en 2022 en otra lancha, la Elvira; afirmó que en 2023 regresó a Cuba en una embarcación Scarab y fue detenido un año por Guardafronteras.
Del otro lado del Estrecho, la esposa del propietario real del bote contactó a la prensa de Miami para denunciar el robo y pedir ayuda.
“Ese bote es nuestro sustento; varias familias dependen de él”, dijo.
La Comisión de Conservación de Pesca y Vida Silvestre (FWC) tiene la embarcación bajo resguardo, después de que una unidad aérea y marítima de CBP la hallara a una milla de Rock Harbor.
¿Puede volver a Cuba el bote?
La gran pregunta que muchos se hacen ahora es si la embarcación podrá ser regresada a su legítimo dueño.
No es la primera vez que ocurre algo así en los Cayos: el uso de barcos pesqueros hurtados en Cuba para viajes ilícitos hacia Florida se ha repetido con distintas variantes, y en varios expedientes previos los dueños lograron acreditar la sustracción y obtener la devolución tras semanas o meses de trámites.
En esta ocasión, tampoco será sencillo, pero hay un camino: el sheriff sugirió presentar la denuncia formal del hurto ante la policía cubana y remitir copia al Departamento de Estado y a la Patrulla Fronteriza para activar el proceso de devolución. FWC, por su parte, indicó que revisará el procedimiento.
En EE. UU., toda nave usada en contrabando de personas se incauta como prueba y queda sujeta a decomiso; sin embargo, los “propietarios inocentes” que demuestran el robo pueden pedir la remisión y recuperar su bien, una gestión que suele tardar y que, de entrada, está condicionada a que la lancha siga siendo necesaria como evidencia.
Mientras tanto, Herrera Belett y Medina Esquijarosa permanecían el lunes en la cárcel del condado de Monroe, con fianzas fijadas en 700 000 y 225 000 dólares, respectivamente. La investigación sigue abierta y, para una familia en Cárdenas, también la incertidumbre sobre cuándo —y en qué estado— volverá el bote que les da de comer.





