La visita de Bad Bunny a la Ciudad de México, después de completar una serie de ocho conciertos en el Estadio GNP Seguros, terminó convirtiéndose en un debate cultural que se movió más rápido que cualquier boletín oficial. La discusión arrancó cuando el cantante puertorriqueño compartió en redes imágenes de su recorrido por el Museo Nacional de Antropología y, en una de ellas, se le ve colocando la mano sobre una estela prehispánica. Bastó ese gesto para que se encendiera el intercambio: para unos fue una falta de respeto al patrimonio; para otros, una anécdota amplificada por el morbo digital, indica Billboard.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) respondió con un pronunciamiento que buscó cerrar la grieta sin dramatismo, pero sin suavizar la norma.
Según el propio instituto, la visita ocurrió el 17 de diciembre y el artista contó con personal de custodia durante el recorrido. Aun así, al detectar el contacto físico, se le indicó de inmediato que no está permitido tocar las piezas exhibidas. El INAH añadió que el músico retiró la mano al instante y continuó la visita sin incidentes, en una escena que, de acuerdo con los reportes, no pasó de ese llamado de atención puntual, recoge el portal infobae.
La controversia llegó en un momento en que la Ciudad de México estaba todavía bajo el eco del fenómeno masivo de sus conciertos, que comenzaron el 10 de diciembre y convirtieron la capital en un destino de peregrinación de fans. Medios como Billboard documentaron el arranque de la serie de ocho fechas, mientras otras coberturas detallaron que las presentaciones se extendieron hasta el 21 de diciembre, consolidando una de las paradas más grandes del tour en la región.
Varias publicaciones y notas de entretenimiento siguieron el rastro de su “modo turista” por la ciudad. Se reportó su paso por sitios emblemáticos como Paseo de la Reforma y el Bosque de Chapultepec, además de una visita a la Casa Azul, el Museo Frida Kahlo, y la asistencia a una función de lucha libre, un recorrido que alimentó el relato de un artista intentando conocer la ciudad sin el guion típico del VIP, indica El Financiero.
El INAH, por su parte, aprovechó la atención para reiterar el principio que sostiene a todos los museos nacionales: las reglas de conservación no son negociables, porque el deterioro de materiales originales no necesita de golpes, basta el contacto repetido, la grasa natural de la piel o el roce.
