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El cubano Armando Tomey volverá a subirse en un escenario cuando este 3 de marzo se estrene la obra Las Lloronas en el Westchester Cultural Arts Center de la ciudad de Miami. El artista había estado alejado de la actuación desde su salida de Cuba en 2013 y en apariciones esporádicas en redes sociales había declarado que se mantenía haciendo Uber, como parte de su nuevo rol de inmigrante.
Desde su página en Facebook puede leerse una descripción que lo sitúa como “uno de los actores más importantes del teatro, el cine y la televisión en Cuba durante los últimos 30 años”. Sus casi cinco mil seguidores sostienen ese principio y lo mantienen como uno de los artistas más queridos de la antológica primera graduación de actores del Instituto Superior de Arte.
Tomey fue uno de los clásicos galanes de la televisión en Cuba y su famoso “Oh, charito, oh”, la frese que repetía a su coestrella Susana Pérez en la telenovela Sol de Batey a finales de los 80 es, a estas alturas, uno de los bocadillos históricos en los culebrones de factura nacional. Ya en su etapa de madurez al cubano se le continuó cuestionando la calidad de sus actuaciones y no pasó desapercibido en el duro proceso de críticas al que suelen someter los cubanos a sus actores favoritos.
Sin embargo, Armando Tomey en los medios no dejó de ser habitual y bienvenido por el público hasta 2013, cuando decidió probar suerte en Miami e integrarse a la amplia comunidad de artistas cubanos que sobreviven en esa ciudad. Durante estos años, Tomey ha sido de los famosos cubanos menos vistos y divulgados en redes sociales. Él mismo aseguró en una ocasión que se dedicaba a vivir tranquilamente con su familia y que hacía Uber para sobrevivir.
Por lo que puede apreciarse en su página web, ese trabajo le dejó ciertos ratos libres que supo dedicar a explotar la pasión por las artes plásticas en la realización de piezas que él mismo comercializa a través de internet como cuadros, talles en madera y esculturas con materiales reutilizables.
Sucede que ahora se presenta la oportunidad de regresar al teatro y para un artista acomodado en el oficio resulta difícil renunciar. Las Lloronas está dirigida por José Eduardo Pardo y fue catalogada por la crítica como un viaje en la historia de las relaciones entre Cuba y su emigración en La Florida. Para la puesta en escena fueron convocados 16 actores cubanos entre los que se encuentran Lili y Mauricio Rentería, Héctor Medina, Zully Montero, Jorge Melo entre otros.
Tomey se ha mostrado entusiasta y animando a los fans a que asistan al estreno, sobre todo a la población cubana, cuyas historias resultan el argumento central de la trama. Precisamente, el actor, como otros de sus compañeros ha sido un consciente crítico de la situación que viven las familias en la Isla y a propósito de los sucesos del 11 de julio, los cuales desataron una nueva situación política y social en el país, dijo: “Muy triste para un pueblo no poder vivir como quiere, y ni siquiera pensar como quiere”.
