Trámite de Vivienda en Cuba dura ya 31 años

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Tres cartas escritas al diario Juventud Rebelde, demuestran que en temas de malestares a la población y burocracia, no existe en Cuba un organismo que le ponga un pie delante al Instituto Nacional de la Vivienda.

Ni siquiera ETECSA, que ya es mucho decir.

Cuando se escriba la historia de los organismos, empresas e instituciones – y ministerios – que le hicieron la vida un yogurt a los cubanos habrá sin dudas que contar y poner en el primer capítulo a Vivienda porque lo suyo no tiene precio.

Bien que lo sabe el periodista José Alejandro Rodríguez, a cargo de la sección Acuse de recibo del diario Juventud Rebelde, un hombre que lleva ya décadas recepcionando y difundiendo quejas de la población.

Pepe, sin dudas con una coraza de acero para, luego de tanto tiempo al frente de esta tarea, no haber enloquecido y creer aún que el asunto puede resolverse dentro del socialismo, gestiona en su columna denuncias como estas, con las respuestas de los organismos, cuando las hay. A veces las respuestas no son tales, sino un rosario de justificaciones de las entidades del Estado involucradas en el asunto.

No pocos dolores de cabeza se ha buscado Pepe Alejandro con esta magnánima tarea. A veces por no poder «resolver», a veces por algún encontronazo con un «peje gordo» de algún Ministerio. Gracias a su prestigio y su edad ha contado, en los últimos veinte años con el apoyo del PCC, encabezado por sus máximos dirigentes, Fidel Castro, Raúl Castro y ahora Díaz-Canel, que recientemente en un encuentro con periodistas cubanos oficialistas donde se encontraba Pepe, calificó a su columna como «vital» para su gestión como Presidente.

Hay quien afirma que este apoyo a Pepe Alejandro forma parte del juego gubernamental de darle «herramientas» alternativas a la población para que descargue su ira. Le funciona a la Unión de Periodistas de Cuba, UPEC, como «ejemplo» para demostrar su «periodismo crítico», pero nada de ello le sirve ahora mismo a las tres personas que escribieron al Juventud con la esperanza de ver su caso resuelto. Uno de ellos lleva ¡31 años esperando por el título de propiedad!

Sea por el motivo que sea, un desglose de vivienda, un «habitable» o lo que sea, ningún cubano – como bien explica Pepe Alejandro – merece vivir en un limbo. Jesús Martínez Pérez, Benilde O. Guibert Agramonte y Pedro Antonio González Martín, residentes todos en La Habana, viven en un limbo.

Jesús Martínez lleva 15 años esperando para hacer un trámite. Benilde dos; y Pedro Antonio… Lo Pedro Antonio «duerme».

Problemas con la vivienda. Uno por uno.

A Benilde le dijeron el 11 de abril de 2019 que en 50 días hábiles le daban una respuesta. La cubana, en su carta al diario oficialista plantea:

«Llevo dos años y seis meses esperando dicha respuesta. En Vivienda de Playa nadie sabe el derrotero de mi expediente. Sin querer ofender a nadie, digo que esto es una falta de respeto. El directivo que tiene que velar y cumplir con la ley de nuestro país, la viola… Y mi caso, ¡no tiene justificación con la pandemia!».

Martínez Pérez explica que él y su hermano heredaron una casa de su mamá, para dividirla. En el «papeleo» descubrieron que «había que arreglar un error de tiempos atrás en el nombre de su abuelo, que se llamaba Mateo Anacleto.»

En la Dirección Municipal de la Vivienda orientaron que, a fin de resolver el entuerto, Martínez Pérez fuera a Pinar del Río, a un pueblito llamado Cayuco, lugar de nacimiento del abuelo, y – escuchen esto porque no es la primera vez que algo así salta a la luz en la prensa nacional y demuestra lo destartalado que está «el reglamento» y que en materia de absurdos burocráticos, nadie le gana a Cuba -, gestionara tres testigos que avalaran que Mateo Anacleto se llamaba Mateo Anacleto.

Mateo Anacleto nació en 1850.

«Imagínese usted, buscar en ese pueblo tres ancianos que hayan conocido a mi abuelo, quien nació, según decía mi madre, en 1850. ¡Imagínese que yo encuentre a tres viejos de 160 o 170 años! Y si los encontrara, ¿cómo los traería para La Habana, dónde los alojaría, con qué pagaría los viajes?», contó en su misiva al diario.

Es que pedir tal cosa escapa a la imaginación más fértil.

Pero si ese «absurdo» le parece de otra galaxia, la historia de Pedro Antonio González Martín no es menos.

Este hombre hizo, en el año 1988 una ampliación su casa en la planta alta. Dos años después, en diciembre de 1990,luego de recibir el «habitable» fue a legalizarla. Le dijeron que esperara. Pedro Antonio tenía, cuando hizo ese trámite, 57 años.

Esperó dos décadas. ¿Por qué tanto tiempo? Desconocemos, pero en julio del 2012 llevó su caso ante el Instituto Nacional de la Vivienda. Una vez más, le pidieron que esperara. Tenía ya para entonces 79 años.

Cuatro años más tarde, en el 2016, Pedro Antonio encaminó sus gestiones por otro rumbo. Entregó sus documentos en Planificación Física de Marianaoy allí recibió una mala noticia. Según le explicaron, su solicitud no procedía por una escalera de caracol. La casa siempre tuvo esa escalera y cuando le dieron el habitable, no se consideró que fuera un obstáculo. Tenía ya Pedro Antonio 83 años.

Cinco años después, cumplidos ya Pedro Antonio sus 88 años, insistió este hombre en Planificación Física por el título de Propiedad de su vivienda.

Una vez más le dijeron que tenía que esperar. Le dijeron que 60 días hábiles.

En enero de 2022, Pedro Antonio, con 88 años, sigue esperando.

«Tengo los documentos originales, así como las copias enviadas. Y tengo ya 88 años. ¿Veré la propiedad de mi vivienda?», se pregunta el anciano.

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