El humorista cubano Jardiel González, conocido popularmente como Jardiel El Flaco de Cuba, regresó recientemente a La Habana tras pasar una temporada en Miami, donde visitó a su hija Lil, fruto de su relación con la también comediante Cuqui La Mora. Su retorno a la Isla ha servido para desmontar los rumores que circularon en redes sociales sobre una supuesta decisión de afincarse definitivamente en Estados Unidos junto a su familia.
Lejos de alimentar especulaciones, Jardiel ha hecho lo que mejor sabe: convertir la realidad en materia prima para el humor. A través de una serie de videos publicados en TikTok, el comediante ha mostrado, con ironía y sarcasmo, el evidente deterioro urbano de La Habana, estableciendo un contraste implícito con la imagen ordenada y funcional de Miami, ciudad donde pasó las últimas semanas.
“Ya esto no es el mayamameo, ya esto es otra talla, es un nivel superior, el piso es parejo, pero tiene niveles”, comenta Jardiel mientras camina por calles visiblemente deterioradas de la capital cubana. La frase, dicha en tono jocoso, resume el espíritu de sus publicaciones: una mezcla de crítica social y humor cotidiano que conecta rápidamente con el público.
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Uno de los momentos más comentados ocurre cuando apunta su celular hacia una enorme loma de basura acumulada en plena vía pública, acompañada de agua sucia estancada. “Mira cómo está el arbolito de Navidad”, bromea. “Con lago, con agua, entrante y saliente y elevaciones. Eso es un arbolito de Navidad hecho con material reciclado”, ironiza, antes de rematar con otra frase que no pasó desapercibida: “Un arbolito de Navidad diseñado basurerísticamente”.
Según señala el propio humorista, la escena no es una excepción. “Y no es el único, en todas las esquinas hay uno”, comenta, mientras enumera los elementos que forman parte del paisaje sonoro y olfativo: “Los ruidos de los carros, la basura, el olor a fosa”.
En otro video, Jardiel se toma una foto en lo que aparenta ser un pequeño bosque urbano. Sin embargo, al alejar la cámara, revela que se trata de un bache en medio de la calle, cubierto de manera improvisada con palos y yerba. “Esto es lo que es ornamentar las calles”, dice, evidenciando la precariedad de las soluciones temporales.
La creatividad humorística alcanza otro punto alto cuando asegura haberse encontrado con un “basurero olímpico de 100 metros”. Para rematar la escena, corre de un extremo a otro y se proclama campeón olímpico de carreras en basurero, una parodia que, entre risas, deja al descubierto una problemática seria y persistente.
Con estos videos, Jardiel El Flaco no solo reafirma su estilo directo y popular, sino que vuelve a demostrar cómo el humor sigue siendo una herramienta poderosa para narrar la realidad cubana, incluso cuando esta resulta incómoda o dolorosamente cotidiana.


















