A veces el fútbol se explica solo: Inter Miami necesitaba un golpe de autoridad y Lionel Messi decidió firmarlo con una actuación que lo coloca —otra vez— por encima de cualquier discusión. Con dos goles y una asistencia en el 4-0 sobre New York City FC, el capitán impulsó a los Herons rumbo a los playoffs y encendió el termómetro de una MLS que, le pese a quien le pese, vive hoy al ritmo del 10, señala la cadena ESPN.
El partido tuvo de todo lo que hace reconocible al mejor Messi: un pase filtrado que rompe líneas, definiciones quirúrgicas y esa manera de leer el juego medio segundo antes que el resto.
El primer golpe lo inició con una asistencia al argentino Baltasar Rodríguez; después, definió con una vaselina tras un pase milimétrico de Sergio Busquets —un eco de sus días en Barcelona— y coronó con otra jugada individual marca de la casa. El 4-0 final se completó con un penal de Luis Suárez. Sí: la banda del Barça en rosa todavía tiene gasolina para los grandes escenarios.
Más allá de la estética, los números respaldan la narrativa. Messi encadenó cinco goles en sus últimos tres encuentros y lidera la tabla de artilleros de la liga con 24 tantos, una ráfaga que explica por qué Miami trepó en el Este y por qué el argentino vuelve a instalarse en la conversación del MVP. El equipo quedó con el boleto en mano y con margen para apuntar más alto en la conferencia, destaca por su parte CNN.
El impacto competitivo se nota también en el contexto: después de un arranque con dudas, el cuadro de Javier Mascherano ordenó su libreto y se ganó el derecho a soñar en grande. El club ya oficializó el cuerpo técnico a inicios de año y, con la estructura clara, la sinergia Busquets–Messi–Suárez empezó a aparecer con más frecuencia. Una base veterana, sí, pero con oficio para partidos que definen temporadas.
Para ubicar esta explosión en el calendario, vale recordar las fechas que vienen: el “Decision Day” llega el 18 de octubre; los Wild Cards el 22; y la MLS Cup se jugará el 6 de diciembre. Es decir, entraremos en semanas donde los detalles deciden. Con un Messi así de fino, Miami no solo clasifica: amenaza con condicionar toda la llave. Y la liga lo sabe.
No es casualidad que, tras el recital ante NYCFC, medios nacionales y locales hablen de “Messi en modo MVP” y de un Inter que aspira a todo después de sus títulos recientes.
El argentino ha trasladado al sur de Florida la lógica que convirtió a sus equipos en Europa en versiones dominantes: si el 10 está sano, el techo es más alto. Axios lo resumió sin rodeos: segunda carrera seguida por el MVP, cinco goles en tres partidos, 24 en el curso. A estas alturas, discutirlo es más un deseo que un argumento.
¿Y el eterno comparativo con Cristiano? El título de esta nota juega con la rivalidad, pero el punto real es otro: a los 38, Messi sigue condicionando sistemas, rivales y campeonatos. No es una cuestión de highlights sueltos; es la influencia permanente en cómo se mueve su equipo con y sin balón. En la MLS 2025, eso se traduce en resultados: puestos de privilegio en el Este, viento a favor para lo que viene y la sensación —cada vez menos sensación y más certeza— de que Inter Miami puede morder el trofeo grande si mantiene este nivel.
Quedan jornadas y nada está escrito en piedra. Pero si el fútbol también es el arte de imponerse en los momentos clave, la versión de septiembre de 2025 de Lionel Messi es inequívoca: está en modo playoff. Y cuando Messi entra en ese estado, la pregunta deja de ser si Inter Miami puede… y pasa a ser quién lo detiene. Por ahora, nadie.
Y todo eso ¡con 38 años!
