La influencer cubana Rachel Arderi volvió a pasar por el quirófano, esta vez en Miami, con el objetivo de corregir los serios problemas que arrastraba desde hace dos años, cuando decidió realizarse un aumento de senos en Cuba. La experiencia anterior le dejó secuelas físicas y emocionales, por lo que esta segunda intervención no fue un capricho, sino una necesidad médica.
En un video compartido con sus seguidores, la joven aclaró que no tomó la decisión a la ligera. “Me voy a someter a mi segunda cirugía estética. Esta me la tengo que hacer por motivos muy importantes”, dijo con franqueza. Su testimonio refleja el desgaste de haber lidiado con complicaciones que iban más allá de lo estético.
Rachel contó que tras mudarse a Estados Unidos y convertirse en madre, decidió revisar su estado de salud. Fue entonces cuando los médicos detectaron que los implantes se habían encapsulado y, para sorpresa de todos, uno de ellos estaba colocado al revés. “Uno de los implantes se estaba desgastando por debajo y al sacarlo se dieron cuenta de que estaba completamente al revés, lo cual me causaba mucho dolor”, relató semanas atrás.

La influencer no enfrentó sola el proceso. A su lado estuvo su pareja, el reguetonero Oniel Bebeshito, quien desde un inicio se mostró reacio a la primera operación, convencido de que ella estaba bien sin intervenciones. “Mi esposo no quería que me hiciera mi primera operación de senos porque decía que estaba bien. Él ha sido un fuerte apoyo junto a mi familia”, confesó. Ese respaldo fue esencial, sobre todo ahora que su rol como madre le exigía pensar en las limitaciones del posoperatorio.
“Soy mamá y me preocupa no poder cargar a mi hija después de la cirugía. El médico me dijo que hasta las seis semanas de operada no debo levantarla”, explicó con sinceridad. Esa preocupación materna, que muchas de sus seguidoras comparten, le dio un matiz humano a su relato más allá de la estética.
Rachel también expresó seguridad al decidirse por un procedimiento en Estados Unidos, confiando en la calidad del servicio médico en este país. “El implante que me van a poner es para toda la vida. Desde que entré por la puerta de la clínica me sentí bien”, afirmó. Sus palabras reflejan la tranquilidad de saberse en manos especializadas después de una experiencia previa dolorosa.
La operación ya fue realizada con éxito y la influencer lo comunicó directamente a su comunidad digital. “Ya estaré operada y tranquila en mi casa. Todo salió muy bien, gracias a Dios”, escribió, anunciando que actualmente atraviesa sus primeros días de recuperación. Con apenas tres jornadas de reposo cumplidas, adelantó que pronto mostrará los resultados a sus seguidores.
Con casi medio millón de personas pendientes de sus publicaciones en Instagram, Rachel Arderi se ha convertido en una de las figuras cubanas más populares de la escena digital. Su historia, más allá de la cirugía, evidencia la compleja relación entre salud, maternidad y la presión estética que enfrentan muchas mujeres dentro y fuera de la isla.
Lo ocurrido invita a reflexionar sobre cómo las decisiones estéticas, tan comunes en tiempos de redes sociales, pueden tener un peso emocional y físico inesperado. En el caso de Rachel, la experiencia se transforma en un recordatorio de que detrás de la pantalla y los likes, hay realidades que trascienden el glamour.





