Un hecho trágico y desconcertante ha sacudido al hospital infantil Jeanne-de-Flandre en Lille, donde la pequeña Zayneb-Cassandra, una bebé prematura nacida por cesárea el pasado 6 de julio, falleció tras ser presuntamente lanzada al suelo por un niño de seis años que, según testigos, «la trató como una muñeca». El incidente, que ha provocado conmoción en Francia y en redes sociales, ocurrió mientras la madre de la bebé firmaba el alta hospitalaria.
Según reportó el medio francés La Voix du Nord, la bebé, que se encontraba aún ingresada en la sala de cuidados neonatales, sufrió una “grave lesión cerebral” tras el impacto. Fue trasladada de inmediato a la unidad de cuidados intensivos, donde los médicos intentaron salvarle la vida sin éxito. La muerte fue declarada el martes a las 18:10 horas.
Los detalles son dolorosos. El menor implicado —hijo de otra paciente del hospital— ya había sido objeto de numerosas quejas por parte del personal médico y familiares de otras madres. “Llegaba a las siete de la mañana y se pasaba el día corriendo por los pasillos”, explicó la abuela de Zayneb a La Voix du Nord. El comportamiento del niño era reiteradamente perturbador; entraba sin supervisión en habitaciones ajenas. Una enfermera llegó incluso a advertir directamente a la madre del niño sobre la necesidad de controlar su comportamiento.
La mañana del 11 de julio, mientras la madre de Zayneb firmaba el alta médica en otra sala, ocurrió la tragedia. Según el relato de familiares, un fuerte golpe fue escuchado por una madre en la habitación contigua. Al acudir el personal, encontraron al niño sentado en una silla, junto al cuerpo inconsciente de la bebé. De acuerdo con una versión preliminar, habría intentado sujetarla por el pañal, provocando su caída de cabeza contra el suelo.
La brigada de menores del Servicio de Policía Judicial Local de Lille (SLPJ) ha abierto una investigación para esclarecer lo sucedido. Paralelamente, el Hospital Universitario de Lille emitió un comunicado informando que se ha iniciado una investigación interna y expresó su “profunda solidaridad con la familia afectada”.
Las circunstancias del caso han reavivado el debate sobre los protocolos de seguridad infantil en centros hospitalarios. ¿Cómo es posible que un niño sin vigilancia accediera repetidamente a zonas de cuidados neonatales? ¿Dónde estaban los controles de acceso? ¿Quién responde cuando el descuido se convierte en tragedia?
La edad del menor, por debajo de la responsabilidad penal en Francia, complica las acciones legales. Pero el dolor de los padres primerizos y la indignación de la opinión pública no entiende de tecnicismos jurídicos. En este caso, la pregunta no es solo quién empujó, sino quién dejó que pasara, y sobre esa(s) persona(s) se centrará la justicia.
Mientras tanto, el nombre de Zayneb-Cassandra ya forma parte de esas historias que no deberían haber ocurrido, de esas muertes que se sienten como un desgarrón colectivo: absurdas, evitables, profundamente injustas, como las de muchos otros niños, bebés, muertos en circunstancias donde el descuido, la inocencia y la mala suerte, forman un coctel letal.
Porque sí, porque por muy extraño que parezca, este lamentable suceso no es aislado. En diversas partes del mundo se han registrado situaciones en las que niños, sin intención criminal, provocan la muerte o lesiones graves de sus semejantes.
Casos en Estados Unidos. Accidentes con armas
Igual que en Lille, muchos incidentes se producen cuando las medidas básicas de vigilancia fallan, y los niños pequeños quedan sin control en lugares no apropiados. Ya sea en la casa o en el hospital, los menores se encuentran de pronto con privilegios de acceso a objetos peligrosos, y así las armas y los recién nacidos quedan expuestos a menores sin restricciones.
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) ha señalado en diveros informes que los accidentes con armas son la causa principal de muerte infantil en EE. UU., y la mitad ocurren en el hogar cuando un menor accede a un arma no asegurada.
Entre los casos lamentables, pero afortunados, tenemos el caso reciente ocurrido en Georgia, a principios de este año, marzo de 2025, cuando un bebé de 2 años fue herido por su gemelo también de 2 años tras encontrar un arma en la casa; pero no todos han corrido igual suerte. En Texas, en el año 2023, una niña de tres años mató accidentalmente a su hermana de cuatro con una pistola semiautomática que encontró en la casa.
El año 2024 nos dejó dos sucesos lamentables muy similares. En abril, un adolescente de 14 años disparó accidentalmente a su hermano menor de 11 con un arma encontrada en un callejón, causando su muerte; y en diciembre, en California, un niño de 7 años halló una pistola en la guantera de un camión y mató a su hermano de 2 años.
La enseñanza en común que tienen todos estos casos es una: sucedieron en ambientes de supervisión insuficiente. Distintos en contexto —hospital, hogar, vehículos, espacios públicos, países— tienen en común la vulnerabilidad infantil y la negligencia preventiva; y las consecuencias, lamentables todas, llegan a ser irreversibles.
Aunque la intencionalidad es ausente, el resultado es frecuentemente fatal: muertes, lesiones permanentes y devastación familiar.
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foto de portada: Imagen recortada de una foto original de Avsar Aras, bajo licencia CC BY-SA 4.0.





