Sheen repasa sus relaciones con colegas y productores —incluidos Jon Cryer y Chuck Lorre— y cómo su caída pública devoró trabajos y confianzas. La reconstrucción incluye el contexto mediático que amplificó cada tropiezo y la forma en que la cultura del “escándalo permanente” convirtió su biografía en un reality involuntario. El tono general, sin embargo, es el de un balance: no pide absoluciones, apunta a explicar.
People adelantó que la pena máxima teórica para Sangha —dependiendo del cómputo final del juez— podría llegar a decenas de años de prisión. La audiencia de diciembre permitirá conocer si el tribunal acoge las recomendaciones de la fiscalía y cómo pondera la cooperación y el acuerdo de culpabilidad de la acusada.
Los efectos combinados, a tenor de lo que pueda decir ella, dibujan un panorama inquietante. Por un lado, la economía se resiente en sectores que dependen de la mano de obra inmigrante. Por otro, la imagen del país como destino abierto y atractivo se erosiona en el escenario global. Entre tanto, voces como la de Salazar insisten en que no se puede seguir ignorando el aporte de quienes trabajan en silencio para sostener la vida cotidiana.
La advertencia del Pentágono tras el sobrevuelo de los F-16 venezolanos no es un gesto aislado, sino el capítulo más reciente de una partida que mezcla política doméstica en Washington, la legitimidad internacional del uso de la fuerza y el control —cada vez más militarizado— de las rutas del delito en el Caribe.
La historia, en suma, es la de un giro que tardó casi tres décadas: un fallo que se desploma cuando la testigo que lo sostenía reconoce que fue ella quien mató a Prazniak y escondió el cuerpo en un armario.
Detrás del video viral hay un dato simple: la dignidad no compite con la seguridad. Puedes salvar la cara y perder la vida; puedes “ganar” un hueco y perder una póliza, el trabajo o la libertad si hieres a alguien. Y para los que miran el clip y concluyen “ese es cubano”: el mismo día un “americano” le cruzó el auto a alguien en Kendall; un “francés” se bajó a gritar en la 826; un “noruego” dejó pasar a dos carros con un gesto amable. La etiqueta explica poco. El comportamiento, todo.
La familia sigue aferrada a la esperanza de reencontrarse con el gato de nombre Finn y reitera que entregará la recompensa a quien brinde información que permita traerlo de regreso a casa.
Cuatro historias que, aunque distintas, se entrelazan en el mismo escenario: Miami, donde un policía y un reportero, figuras supuestamente vinculadas al orden y la verdad, terminan enredados en delitos que cuestionan su ética y credibilidad.