En Miami, donde el “fustán” es comida en la mesa, la noticia cae como plomo: bodegas, mercados y despensas comunitarias se preparan para un noviembre más duro si el dinero plástico no llega a tiempo.
La hija del detenido, Sheena Allende-Smith, contó a Florida Today que ha pasado las últimas semanas intentando averiguar el paradero de su padre. “Realmente, esto es todo lo que él conoce”, dijo entre lágrimas. “El gobierno lo trajo cuando era niño. Es dueño de un negocio, paga impuestos y tiene una familia aquí”
Esta historia deja preguntas abiertas que trascienden su caso: ¿qué estándar humanitario se aplica a quienes han pagado sus cuentas con la justicia y buscan rehacer su vida?, ¿qué coordinación real existe entre Washington, La Habana y Ciudad de México para evitar que la “solución” sea internar a una persona en un tercer país donde no tiene absolutamente nada? Por ahora, para Pedro, la respuesta es sobrevivir un día más, sin hacer ruido, mientras intenta que su historia no termine en el anonimato.
Miami-Dade tiene recursos, pero no milagros. Lo que muestran estas dos historias es que la violencia se sofistica y se disfraza: a veces viaja oculta bajo la carrocería de un sedán, a veces se esconde detrás de una puerta cerrada por fuera. El resto es trámite de juzgado y partes policiales; lo urgente sigue siendo que nadie tenga que vivir con miedo de quien conoce sus rutinas o de quien posee la llave de su cuarto.
En los últimos años, la crisis ha producido escenas que más de un medio ha retratado con crudeza: familias que recurren a trailers o incluso a botes amarrados en patios y bahías como alternativa de emergencia ante alquileres formales inalcanzables. Aunque pueda sonar pintoresco, ese parche confirma la magnitud del problema en barrios de fuerte presencia cubana como Hialeah y en la propia ciudad de Miami.
Parecen botes de pescadores, pudiera parecer incluso que son personas escapando de un país pero... las imágenes y evidencias parecen concluyentes. Y están advertidos.
A 124 millas por hora, un automóvil recorre más de 55 metros por segundo, es decir, la longitud de media cancha de fútbol en un parpadeo.
El impacto, a esa velocidad, equivale a caer desde un edificio de 20 pisos o a recibir el golpe de una masa de varias toneladas moviéndose a toda potencia. Un peatón alcanzado por un vehículo a 124 mph no tendría posibilidad de supervivencia: el cuerpo sería proyectado con una energía superior a los 200 kilonewtons, suficiente para desintegrar huesos y órganos en el primer contacto.
Tres ciudadanos cubanos permanecen bajo custodia en la cárcel del condado de Lee (Florida) por cargos no relacionados entre sí, mientras que un cuarto...
El caso de Eva Figueroa y su nieta Lauren —menor de 15 años cuya visa F2A fue denegada por la proclama— se inserta justo en esa grieta. Es una súplica concreta (“liberen a los menores del travel ban”) que encarna una contradicción: el mismo gobierno que argumenta proteger la seguridad nacional clausura, de facto, la vía regular para niños que solo buscan vivir con sus padres residentes o ciudadanos. Medios nacionales han retratado más familias en idéntica situación: procesos avanzados que se quedan sin efecto, entrevistas canceladas y cartas consulares con la misma frase, “ineligibilidad por proclama”.
la detención de Suárez Gallardo pone en evidencia cómo los delitos de robo al por menor —en especial en zonas de comercio sensible— son tratados con rigor mayor cuando se superan ciertos umbrales monetarios o se sospecha participación organizada.
Cuando los mismos que corearon “Build the Wall” te explican que solo querían una puerta para su familia y descubren que también la soldaron, el voto se convierte en un espejo incómodo. Y el estribillo que se escucha, por primera vez en mucho tiempo, es este: votaron por Trump; ahora dicen que se le fue la mano.
Un hombre hispano identificado como Robert Alexander Villanueva, de 38 años, fue arrestado la madrugada del domingo tras un presunto episodio de violencia doméstica...
El caso ha despertado atención en el sur de Florida, donde las restricciones de viaje a Cuba y la falta de supervisión sobre operadores turísticos independientes continúan generando oportunidades para fraudes similares.