Puede parecer un mal chiste, pero no lo es: en las elecciones locales de Namibia del 26 de noviembre, uno de los candidatos con victoria casi asegurada se llama oficialmente Adolf Hitler Uunona. Es un político de 59 años, miembro del partido gobernante SWAPO, y aspira a revalidar su cargo como concejal en la circunscripción rural de Ompundja, en el norte del país.
Uunona no es un recién llegado. Lleva más de dos décadas en la política local y ha sido reelegido varias veces desde 2004 en el mismo territorio, tradicionalmente un bastión del SWAPO. En los comicios de 2020 se convirtió en noticia mundial al ganar con alrededor del 85 % de los votos, una mayoría aplastante que hizo que su nombre, impreso en la papeleta, circulara por medios de todo el planeta, recoge Wikipedia.
Ahora, de nuevo en campaña, los pronósticos de la comisión electoral y de la prensa extranjera apuntan a que conservará el escaño sin demasiados sobresaltos. Medios como The Sun, el New York Post o el New Zealand Herald coinciden en presentarlo como “claramente favorito” para un nuevo mandato en Ompundja.
El ruido mediático, sin embargo, tiene poco que ver con su gestión rural y mucho con el peso histórico de su nombre. Uunona ha explicado en varias entrevistas que fue su padre quien lo bautizó así, probablemente sin comprender la dimensión del dictador alemán ni sus crímenes.
Eso sí, y esto no es culpa de su padre, lo dijo él, es un devoto de Vladimir Putin.
My man 🙂 pic.twitter.com/t6LsTlUffD
— Adolf Hitler Uunona (@AdolfUunona) March 25, 2022
De niño, asegura, le parecía un nombre normal; solo en la adolescencia entendió quién había sido el otro Adolf Hitler. Desde entonces insiste en marcar distancia: “No tengo nada que ver con esas ideas”, dijo a la prensa alemana, y suele presentarse simplemente como Adolf Uunona. Aun así, afirma que ya es demasiado tarde para cambiar un nombre que figura en todos sus documentos oficiales.
El caso no puede desligarse de la historia de Namibia, antigua colonia alemana entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. La herencia colonial se nota en los apellidos, en los nombres de pueblos y hasta en ciertas modas a la hora de bautizar hijos con nombres europeos, a veces sin contexto histórico pleno, señala The Sun.
Mientras tanto, en Ompundja la campaña es bastante más prosaica que el debate global que genera su nombre. El distrito es una zona de llanuras inundables, con problemas crónicos de infraestructura, caminos que se vuelven intransitables en la temporada de lluvias y una economía basada en la agricultura de subsistencia. Es ahí donde Uunona ha construido su base política, más por el trabajo de gestión diaria que por el peso simbólico —y polémico— de su partida de nacimiento.
Si, como todo indica, Adolf Hitler Uunona vuelve a ganar, Namibia no tendrá un “nuevo Hitler” al frente del país, sino el mismo concejal de siempre en un pequeño distrito del norte. Pero el titular —un político llamado Adolf Hitler que triunfa en unas elecciones africanas— seguirá recorriendo el mundo, recordando que la historia a veces se filtra en la política de formas tan incómodas como inesperadas.
Aunque el nombre del candidato suele acaparar titulares, un elemento que los cubanos notarán al leer esta nota es que Adolf Hitler Uunona milita en el mismo partido que mantiene una relación histórica de estrecha alianza con la Revolución Cubana (SWAPO). Desde los años de la intervención militar cubana en Angola —cuando Namibia aún luchaba por su independencia— SWAPO y el gobierno de La Habana cultivaron un vínculo político e ideológico que ambos países siguen celebrando hasta hoy. Por eso resulta irónico que un concejal con semejante nombre forme parte del espacio político que Cuba considera “hermano”, una cercanía que añade otra capa de extrañeza a una historia que ya de por sí desafía cualquier expectativa.
Habría que ver si algún día este hombre gana las elecciones generales en Namibia y decide visitar Cuba. Un titular de «Díaz-Canel recibe a Adolf Hitler» sería trendin topic mundial.
