Aunque el Gobierno anunció que el Sistema Eléctrico Nacional quedó restablecido tras el colapso que dejó a oscuras a La Habana y varias provincias del occidente, entre la población el anuncio no genera alivio ni sorpresa. Con apagones diarios, protestas recurrentes y un deterioro estructural que ya nadie oculta, los cubanos sienten que cada reconexión es solo un respiro breve en una crisis que parece eterna. La confianza, perdida hace años, no vuelve con un parte técnico.
Un nuevo colapso del Sistema Eléctrico Nacional dejó a oscuras a La Habana y gran parte del occidente cubano, en otro episodio de una crisis energética que se repite desde hace dos años y que evidencia el deterioro estructural de la red y la falta de combustible.
La situación energética en Cuba es tan grave, que no hay corriente ni para echar a andar las plantas que mueven el agua dentro de las ciudades. A la falta de alimentos y electricidad se suma la carencia de agua.
El SEN cubano no necesita más discursos triunfalistas ni analogías históricas; necesita inversión, modernización y transparencia. Sin embargo, estas soluciones parecen estar fuera del alcance de un gobierno que prefiere perpetuar su narrativa épica antes que admitir sus fracasos.
El Sistema Eléctrico cubano depende fundamentalmente del buen servicio de dos termoeléctricas: Guiteras y la Felton. Además depende de un suministro de combustible estable,...