En La Habana, dice, no lo espera la fama ni el lujo, pero sí la autenticidad de sus raíces. Su historia, entre el desencanto y la reafirmación, habla no solo de música, sino del costo íntimo de las decisiones que tomamos lejos de casa.
Estos emotivos reencuentros son un testimonio del amor y la perseverancia de las familias cubanas que, a pesar de las separaciones, encuentran maneras de mantenerse unidos y celebrar juntos sus raíces y cultura. Estas historias, llenas de lágrimas de felicidad y abrazos largamente esperados, continúan inspirando a muchos en todo el mundo y reflejan el espíritu indomable del pueblo cubano.