En una misma edición, Granma dedicó espacio a denunciar la violencia contra las mujeres en el mundo y en las Américas, pero evitó mencionar las cifras cubanas, pese a que los observatorios independientes registran decenas de feminicidios cada año. En cambio, el periódico oficial reservó una de sus piezas culturales para glorificar a Diego Armando Maradona, ignorando que una cubana lo acusó de abusos cuando era menor de edad. El resultado es un discurso que alerta del silencio ajeno mientras calla ante las víctimas propias.
En Cuba, las crisis no sorprenden. Lo único que sorprende es que sus dirigentes sigan convencidos de que tienen derecho a administrarlas después de haberlas ignorado durante meses.
La señal política es nítida: el PCC ajusta el mando de sus diarios insignia, con un director de perfil propagandístico y un relevo joven en la prensa juvenil.