La noticia llega justo después de conocerse que por primera vez el gobierno de la isla solicitó oficialmente ayuda al Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas para mantener la distribución de leche subsidiada a los niños menores de siete años.
La promesa de un vaso de leche se ha convertido en un microcosmos de la lucha por la sustentabilidad alimentaria en Cuba, simbolizando tanto la esperanza como la desilusión.