Todo comenzó cuando Napari zarpó desde la costa peruana en una pequeña embarcación pesquera. Lo que debía ser una jornada rutinaria de trabajo terminó convirtiéndose en una pesadilla cuando el motor de su bote falló, dejándolo a merced de las corrientes marinas. Sin medios para comunicarse y sin esperanza de ser rescatado de inmediato, Napari se vio obligado a recurrir a métodos extremos para subsistir.