Miami entra en la semana de Thanksgiving con la certeza de que enfrentará una auténtica avalancha de viajeros. En el Aeropuerto Internacional de Miami las proyecciones rozan los dos millones de pasajeros, mientras que las autopistas clave del sur de Florida empiezan a llenarse antes de los días críticos. Las autoridades hablan de un operativo sin precedentes, marcado por nuevas tecnologías de seguridad, refuerzos en carretera y la advertencia de que, a medida que avance la semana, la ciudad vivirá una presión creciente en sus pistas y en su asfalto. El tránsito pesado del lunes y martes ya anticipa lo que viene: una mezcla de vuelos saturados, retrasos, embotellamientos y retornos complicados que convertirán este Thanksgiving en uno de los más intensos de los últimos años.
El episodio deja una imagen poderosa: un ícono de la música latina, con 82 años y un trasplante de pulmones a cuestas, arrastrando su maletín de medicinas por el pasillo, obligado a abandonar un vuelo por orden tajante de un piloto que, al menos en apariencia, nunca escuchó hablar de “Dueño de nada”.
Camila Güiribitey y la Mami Lover sorprendieron a sus seguidores con un gesto poco habitual en el universo de lujo que suelen exhibir: regalarán 500 dólares a 20 familias vulnerables para que puedan preparar su cena de Acción de Gracias. A través de un video, invitaron a quienes atraviesan un momento difícil —o a quienes conocen a alguien que lo necesite— a comentar y participar. Las seleccionadas recibirán el dinero directamente este miércoles, en un mensaje que mezcla afecto, cercanía y voluntad de apoyar a una comunidad que, dicen, las ha acompañado desde el primer día.
Un sacerdote de 72 años en Miami fue arrestado luego de que una discusión con una mujer que dejaba donaciones en la iglesia terminara en forcejeos, daños al vehículo y acusaciones de agresión. La víctima, con antecedentes cardíacos, debió ser hospitalizada; el párroco quedó en licencia administrativa.
Tres expedientes, tres modalidades delictivas y un mismo punto de convergencia: Miami, donde las fronteras entre lo local y lo internacional son delgadas, y donde el sistema judicial continúa lidiando con redes que aprovechan ese tránsito constante.
El proceso judicial no era nuevo para él. En 2015, un jurado ya lo había condenado a muerte por el mismo crimen, también con una votación 9 a 3, pero la sentencia fue anulada por cambios constitucionales relacionados con la aplicación de la pena capital en Florida. Esta vez, los fiscales insistieron en que la violencia del ataque —y el hecho de que Andrés ya era un asesino convicto— justificaba la ejecución. Recordaron que en 1987 él había matado a puñaladas a Linda Azcarreta, amiga de su esposa, un crimen por el que apenas cumplió 18 meses de prisión tras declararse culpable.
El deceso ocurrió mientras el barco navegaba en aguas internacionales, y fue reportado al atracar en Miami. El FBI asumió el caso en cumplimiento de su protocolo habitual, que establece su jurisdicción en muertes o presuntos delitos cometidos en embarcaciones con bandera estadounidense o que arriban a puertos del país.