Con la nueva ley en vigor, la situación para los periodistas independientes en Cuba se ha vuelto aún más precaria. Mientras los medios estatales celebran la implementación de la normativa, que según ellos "mejorará la transparencia y veracidad" de la información, la realidad para aquellos que no comulgan con el discurso oficial es cada vez más asfixiante. La Ley de Comunicación Social no solo refuerza el monopolio informativo del régimen, sino que también amplía el margen de represión hacia cualquier voz disidente.
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) afirmó que la Ley de Comunicación Social aprobada a finales de mayor por el Parlamento de Cuba no hace más que “legalizar la censura”