Bajo el nombre Con Todos La Victoria, el perfil publicó cuatro notas separadas en las que atribuye a la Policía la detención de presuntos implicados en hechos ocurridos en Matanzas (ciudad), Cárdenas y Jagüey Grande.
Que en esta ocasión no haya que lamentar víctimas es un alivio. Pero el humo que ayer se elevó sobre los techos de San Juan de Dios es recordatorio tangible de que cada apagón prolongado trae consigo una cadena de decisiones de alto riesgo.
No es la primera vez que ocurre algo así en los Cayos: el uso de barcos pesqueros hurtados en Cuba para viajes ilícitos hacia Florida se ha repetido con distintas variantes, y en varios expedientes previos los dueños lograron acreditar la sustracción y obtener la devolución tras semanas o meses de trámites.
desde 2016, cuando Gastronomía entregó el inmueble a Artes Escénicas, el lugar NUNCA recibió mantenimiento constructivo. Nueve años después, las humedades en techo y paredes, el moho del agua filtrada y el desgaste del mobiliario cuentan mejor que nadie lo que ocurrió en el ínterin.
Tres historias distintas, unidas por la constancia, la entrega y el amor al prójimo. La doctora Magda Cortina en Camagüey, y los profesores Alexis y Ernesto Texidor en Matanzas y Santiago, dejan tras de sí la estela de vidas dedicadas a enseñar, curar y acompañar. Su ausencia se siente ya en hospitales y escuelas, pero también en la memoria de quienes los conocieron y aseguran que su obra seguirá viva.
los organizadores confirmaron que no hubo lesionados, algo que muchos calificaron como “un milagro” dadas las imágenes del impacto. El incidente reaviva el debate sobre la seguridad en este tipo de eventos automovilísticos que, aunque congregan multitudes, carecen de condiciones profesionales para garantizar la integridad de los participantes.
Apenas en febrero pasado, la revista independiente Alas Tensas recogía la denuncia de la familia de Esperanza Cabrera Melvin, una mujer de 75 años desaparecida en Colón, Matanzas, desde diciembre de 2024.
La noticia golpeó con fuerza al país. Geosvany, un joven trabajador del sector turístico y chofer de Transgaviota Centro, residía en Caibarién con su esposa embarazada. Esperaban a su primer hijo, y la revelación del sexo estaba prevista para los días posteriores al crimen. “Representa una tragedia inconmensurable”, escribieron medios oficiales al evocar su recuerdo.
La muerte de Yanelys Oropeza, y el riesgo que corrió su hijo, vuelven a poner sobre la mesa la urgencia de reforzar la educación y la prevención en comunidades rurales, donde las labores agrícolas a cielo abierto siguen siendo parte de la vida cotidiana.
La historia de María Victoria no es un caso aislado, pero sí tiene nombre, rostro y voz. Es una de esas tantas personas que entregaron su vida a la cultura y la educación, y hoy sobreviven con lo mínimo, o menos. Su casa está en ruinas, sus pertenencias destruidas, y aun así encuentra espacio para dar gracias por seguir viva. Su llamado no es solo por ayuda material. Es también un grito silencioso —y profundamente humano— que pide dignidad.