La noticia de varias pérdidas humanas ha conmovido a comunidades distintas del país en los últimos días, dejando constancia de cuánto se echa de menos a quienes dedicaron su vida al servicio público, la cultura, la ciencia o la dirección de instituciones.
En pocas jornadas, la nación ha visto partir a profesionales que representaban décadas de experiencia y entrega. Sus muertes, más allá del dolor inmediato, dejan interrogantes sobre la capacidad de las instituciones para suplir vacíos humanos y profesionales en un contexto ya marcado por la migración y la falta de personal especializado. Este fin de semana, el luto no fue solo de familias y amigos: fue un duelo colectivo para la pedagogía, la medicina y la academia cubanas.
Las palabras de Fernando Hechavarría, aunque alineadas con la retórica oficialista, dejaron entrever una crítica implícita hacia las políticas actuales
La exportación de estos profesionales no es más que otra demostración del desprecio del gobierno por el bienestar de su propio pueblo, priorizando sus intereses económicos y políticos por encima de la salud y la educación de los cubanos.
A pesar de los esfuerzos del gobierno para presentar la educación como un logro, la realidad muestra un sistema que lucha por mantenerse a flote en medio de un déficit significativo de recursos y personal. La calidad de la educación en Cuba está en riesgo, y las soluciones a largo plazo, como la reducción del número de escuelas, solo ponen de relieve la magnitud del problema.
Un trueno (rayo) mató a una querida maestra en Trinidad, provincia de Sancti Spíritus, un hecho que desencadenó el lamento de cientos de sus alumnos, amigos, familiares y vecinos, en el grupo de Facebook "Trinidad te recuerda".