La proliferación del “químico” ha sido documentada con videos y testimonios que muestran a adolescentes y jóvenes cayendo en plena vía pública, con signos de intoxicación aguda. En la Isla, organizaciones y medios independientes advierten de un fenómeno en expansión, con consumo que baja la edad de inicio y familias que, entre la vergüenza y el miedo, demoran en pedir ayuda. La evidencia audiovisual y los relatos de barrio han puesto el tema en la agenda pública, más allá de campañas episódicas.